top of page
Foto del escritorRevista Adynata

Algunos pensamientos que no dejan dormir / Verónica Scardamaglia

Ametralladora de interrogantes


¿Con qué palabras escribir en este momento en el que andamos?.

¿Cómo asomar a pensamientos que movilicen y se distancien de seguir rumiando formas remanidas que ya no funcionaron?.

¿Cómo reconocer, sin dejar de usar, los privilegios que significan poder escribir y disponer de tiempo para analizar?.

¿Cómo descentrarse sin ensimismarse ni aislarse?.

¿Y si esas formas “egodiseicas” del enroscarse funcionan como evitación ante la posibilidad de cuerpos que sepan de lo apremiante del frío y el hambre?.

¿Qué operaciones políticas encubren los desfasajes tiempo – cuerpo que se viven en depresiones y ansiedades?.¿Cómo vencer el desgano para poder estar en las calles?. ¿Cómo encontrar algo que entusiasme?.¿Cómo evitar que la salida por venir quede cargada de ese credo de tics por adherencias a idolatrías y centralidades de partido, de clase, de género, de raza, de capacitismo?.

¿Cómo evitar que las pesadeces urbanas nublen y centralicen los pensamientos que nos piensan?. ¿Cómo hacer para que, en el intento de encontrar salidas, evitemos reinstalar esa separación oxidada que lleva a creernos del otro lado?. ¿Cómo evitar quedar devorada por el asco a toda forma de gobierno, sin quedar en un anti aislacionista, tantas veces soberbio y muchas otras también moralizante?. ¿Cómo pasó que transfeminismos y anarquismos quedaron embichados por morales e imperativos de centralización y propiedad?.

¿Cómo calibrar la queja para evitar desbarrancar en el cacareo del por que yo, por que yo, por que yo, porque yo?.

¿Cómo dormir de corrido?.

¿Cómo soltar enojos en tiempos tanto de violencias extremas como de imperativos que acusan y pacifican?. ¿Cómo oponerse?.

¿Cuándo insubordinarse?.



Aulas y consultorio, territorios micropolíticos desde donde pensar el presente


Desde hace unos años, con el alud post pandemia, quedamos aplastadas por una “nueva normalidad” devastadora. Ahora, no sólo algo retorna de aquellos “viejos” modos de construir una concentración de supremacías que oprimen sino que advertimos que eso que retorna, no estaba tan descentrado como creíamos.

Desde los 90 me inquieta el advenimiento de lo adulto. Pareciera que no ha dejado de situarse como etapa evolutiva de máximo alcance de cierta normalidad civilizatoria.

Pareciera también que, si al advenir adulto, no se logran descentrar el repertorio de automatismos civilizatorios, esa concentración de fuerzas impulsa a la producción y reproducción de daños (en estos tiempos, cada vez más radicalizados).

Los acoples entre juventudes, escuela, familia, salud y normalidad insisten en una gama de problemas que, para su acompañamiento, requieren de estrategias institucionales de descentramiento y apertura para evitar violentar aún más lo ya violentado y/o evitar realizar una serie de intervenciones que no intervienen.

Después de la pandemia las aulas han quedado ocupadas por una mayor proliferación de diagnósticos y medicamentos tanto en docentes como en estudiantes.

Después de la pandemia se desatan una serie de talleres en torno a la “gestión de las emociones” y “ludopatías”, como nuevas figuras que se agregan al menú que incluye trastornos de atención, TEA, bullying y ciberbullying, drogas, peleas, violencia familiar, entre otros. Sigue evadiéndose mencionar cortes e intentos de suicidios. Y sigue costando meterse con acosos y abusos.¿Qué se desató con la pandemia?. ¿Cómo nombrar con palabras surgidas de otras urgencias, éstas en las que estamos?. ¿Alcanza?. ¿Cómo producir “una distancia en la sin distancia”?. ¿Cómo conversar sin recurrir a organizar un taller?.



Pobres criaturas, ¿nosotrxs?


Poor things, película dirigida por Yorgos Lanthimos en 2023, me dejó a la vista cierta textura de época respecto de lo simultáneo. Se me hizo presente como algo funciona en las capas contradictorias y coexistentes que configuran a los personajes y que exceden a los juicios sobre ellxs. Bella Baxter explora el vivir civilizadamente acompasada por una serie de interpelaciones en acto a las llamadas buenas costumbres, así como a los usos de las ciencias, de los cadáveres y de las vidas. Se aventura, con asombro y extrañeza, a ir nombrando aquellos torbellinos emocionales que se desatan en el cuerpo y las exploraciones que posibilita. Bella despliega una capacidad voraz de conocer y aprender todo con todos los sentidos a la vez: “azúcares y violencias”; libros, pobreza y tristeza; la experiencia conmovedora de escuchar un fado y un alarido; un burdel y el socialismo. Bella se afirma desde una honestidad brutal que la impulsa a decir lo que piensa, querer lo que quiere, sentir lo que siente y vivir como vive.

Ya no se trata de movimientos que se ven en función de cada situación. Ya no sucede la lucha entre el bien y el mal como en Froddo de El Señor de los anillos, sino que la textura de Bella está tramada por cierta coexistencia de posibles pensables como opuestos. Madre e hija en un mismo cuerpo: cuerpo de madre con el cerebro injertado de su bebé. Victoria suicida y Bella aventurera. Obediente e insubordinada. Del mismo modo que el Dr. Godwin: se condensan en él Dios, padre e investigador. Cuerpo del experimento y experimentador, dios creador y criatura creada, objetividad científica y subjetividad afectada. Pareciera que aquí el devenir quedara subsumido en la actualidad en acto de la vida que viven estos personajes.

Algo inquieta y queda a la vista tanto en lo descarnado de las experimentaciones científicas como de los juegos infantiles. Existen diferentes situaciones de crueldad que provocan extrañamientos no del todo horrorosos. Pareciera tratarse de una crueldad no moralizada. La crueldad de un experimento salva e inventa a Bella. La crueldad juzga y a su vez habilita un hacer. La crueldad deja bajo condena a muchos personajes de la película y a su vez les posibilita encontrar modos de vivir más allá de ella.



Polaroids


En aula de una escuela, una niña de diez años queda expuesta cotidianamente a juegos de descalificaciones opresivas por parte de dos amigas.

Jóvenes que habitan aulas de primeros años, año tras año, juegan a “pasala y que no vuelva”. Golpe por medio y se terminan agarrándose a piñas.

Jóvenes de trece años corren por los pasillos hasta acorralar a una compañera para robarle un beso. Después de un taller sobre consumos problemáticos, se escucha “Profe, ¿cómo sé cuánto es mucho?”. Al finalizar una clase de Geografía, un alumno se acerca a preguntar, muy preocupado: Profe, ¿cómo sé si soy adicto al celular?

Una joven se cambia de carrera a poco de iniciarla. Queda castigada, encerrada en su casa, por desoír los mandatos maternos de seguir la carrera esperada.

A jóvenes de primer año se les prohíbe tener novio.

Se siguen escuchando familias que amenazan de encierro en un reformatorio de menores.

¿Qué viene sucediendo con las formas de criar y las intervenciones que hacen o no hacen esas vidas llamadas adultas?. ¿Cómo se establece que un juego funciona sólo como un juego?.



Preformateo emocional


El preformateo emocional de la educación sentimental de estos tiempos queda ofrecido desde tik toks, reels, canciones y series o películas.

Aún con amabilidad, la película “Inside out (Intensamente)” unifica, moraliza y condiciona.Invita a jugar a ubicar cuál emoción te gobierna (una, sólo una y con tablero de control); si Tristeza, Furia, Desagrado, Alegría, Temor, Vergüenza, Envidia, Ennoui (la que más gama tiene) o Ansiedad. Deja la moraleja místico-new age de abrazarlas a todas y aceptarlas.

Hace ver que vidas con trece años vividos, quedan atacadas por planificaciones, expectativas y exigencias.



Quizás, quizás, quizás


¿Quizás estemos en los albores de lograr discutir a fondo la concentración de poderes y capitales que funciona en cada familia, en cada aula, en cada partido, en cada institución, en cada agrupación, en cada periódico, en cada barrio, en cada escuela, en cada casa, en cada situación?. Quizás necesitemos de lo simultáneo de discutir y hacer, de pensar y cuidar.

El capitalismo nos viene constituyendo en estas concentraciones. Las relaciones que ejercemos están tejidas por esa piel. Esta maquinaria que regula la economía libidinal funciona expulsando y excluyendo diferencias, las que sea, dónde sea y cómo sea que aparezcan. La supremacía gobierna, ahora, mucho más obscenamente que en otros momentos en los que también gobernaba. Quizás necesitemos desgajarnos, una vez más, de la fuerza de lo uno para preferir matices y delicadezas. Desgajarse de lo uno implica también el desafío de desbinarizarse y desmoralizarse. Tal vez así hagamos lugar a esos torbellinos emocionales impuros que suelen advenir. Preocupación con impotencia, alegría con cautela, tranquilidad con dolor. Tal vez no sepamos bien que nombres ponerles y tartamudeemos.



Pesada herencia


Ya antes de la pandemia heredamos de los nortes la pregunta por lo común. Y mientras experimentábamos el recorrido por esa pregunta, hemos asistido a la fragmentación y el vaciamiento de muchos espacios de lucha. Allí también las formas del daño se ejercieron (y se ejercen) en nombre de las buenas intenciones. Duele asistir a la repetición de formas, fórmulas y palabras que, de tan apropiadas por gobiernos, marketing y modas académicas, han quedado tan gastadas que ya no calan.

Incomoda escuchar como hallazgos el saber vivir con los restos de lo que hay cuando tantas vidas vienen viviendo hace tiempo con la desesperación que provocan hambre y frío.

Tenemos, cada vez, más preguntas que recorrer porque mucho de lo que no sabemos y de lo que no pudimos, nos trajo hasta acá.


¿Y si el apocalipsis se tratara de la disolución de la clase media?.



Profe, ¿cuánto es el mínimo?


Michel Foucault en el maravilloso e inquietante reportaje del 20 de enero de 1984 “La ética del cuidado de uno mismo como práctica de la libertad” (uno de los últimos antes de morir) plantea: “Pienso que no puede existir ninguna sociedad sin relaciones de poder, si se entienden como las estrategias mediante las cuales los individuos tratan de conducir, de determinar. la conducta de los otros. El problema no consiste por lo tanto en intentar disolverlas en la utopía de una comunicación perfectamente transparente, sino de procurarse las reglas de derecho, las técnicas de gestión y también la moral, el ethos, la práctica de sí que permitirían jugar, en estos juegos de poder, con el mínimo posible de dominación.”

Inquieta la afirmación “el mínimo de dominación posible” ya que sitúa, a la vez, que no hay ‘sin dominación’ y que hay la decisión de ‘el mínimo posible’.

Tal vez, ante situaciones plagadas de daños, aún quedan decisiones que asumir para producir intervenciones que produzcan el menor daño posible. Y no desde la resignación.



Consecuencias


Paul B. Preciado, en el texto ”The Truth is out of joint” sitúa: “La pregunta no es qué es verdad y qué es ficción. La pregunta es: ¿qué es posible afirmar? ¿Cómo se puede verificar una afirmación? ¿Cuáles son las consecuencias de una afirmación? ¿Quién puede hablar? Y, sobre todo, ¿en quién se convierte aquelle que habla al decir lo que dice?”


¿En quién se convierte aquelle que habla al decir lo que dice?.



Cadenas sueltas


Creo que vivimos en un tiempo en el que “se soltó la cadena” -como podría traducirse la expresión “out of joint”-. Creo que estamos pegándole una vuelta de tuerca más a las relaciones entre cuerpos, tiempos y espacios. Creo, más fundamentales que antes, los recaudos en el registro de desde qué privilegios vivimos, pensamos y escribimos para ejercer la decisión de qué decir, cómo pensar y cómo vivir

Afirmo, aún sin compartir la metodología del optimismo de Preciado, que “La revolución que viene no es una negociación de cuotas de representación o de grados de opresión. La intencionalidad no puede ser simplemente una suma de identidades subalternas. La interseccionalidad es un proyecto de emancipación post identitario. La revolución que viene sitúa la emancipación del cuerpo vivo vulnerable en el centro del proceso de producción y reproducción social y económico.”Y, sobre todo que “solo será posible transversalizar la lucha, cuando hayamos transversalizado también las experiencias de desposesión, opresión y muerte que el capitalismo petrosexoracial genera.”



11.


Bifo Berardi afirma en Desertemos (2024) "El nazismo es una evolución de la humillación, es una promesa de resarcimiento agresivo."



Letra molotov


Pedro Lemebel, con abrigo largo negro y tacones, se agacha para escribir sobre el cemento, una a una las letras del abecedario, en cursiva y con neopren. Lo hace sobre una pasarela frente al Cementerio Metropolitano de Santiago de Chile donde encontraron el cuerpo de Víctor Jara y donde está enterrada su madre. Prende fuego a esas letras cursivas aprendidas en la infancia. “Siempre he usado fuego y neoprén, por toda la carga simbólica que tiene ese pegamento inflamable desde la dictadura; la droga del tolueno para el hambre, los jóvenes cesantes, la barricada, el corazón molotov, hasta ahora que se vuelve a potenciar en la calle incendiada de la marcha estudiantil”. Esta es una de las últimas performance que realiza, ya enfermo.


“Mi letra ardiendo primitiva en la pasarela peatonal. Letra molotov”.



Pedro Lemebel. Abecedario. Fotograma de instalación on site , 2015

Comentarios


Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

bottom of page