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Foto del escritorRevista Adynata

Andar en la escuela / Camila Vassellati

Ir a la escuela, andar en bicicleta.

El cuerpo solo se acuerda lo que hay que hacer, donde pararse, como sentarse.

El cuerpo atrapado en una cadena infinita de engranajes que se articulan unos con otros, en una cinta de moebius de acciones, de pedidos, de formas que se repiten, para que la escuela siga andando.



Podemos ver como nuestros cuerpos se adaptan a la escuela, podemos oírnos a nosotros mismos responder y escuchar los lugares comunes salir de nuestras bocas como si no fuéramos responsables por ellos.

Los automatismos circulan, se articulan unos con otros, todos en un movimiento somnoliento, reiterativo. Una cadena de acciones que marcan la velocidad.



Andar en bicicleta, andar en la escuela. Los cuerpos solos se acuerdan de lo que hay que hacer, donde pararse, como sentarse.

Los suelos donde andamos, donde nos paramos, donde nos sentamos ¿cambian? ¿Qué pasa cuando andamos en bicicleta en suelos nuevos?



Los cuerpos atrapados en una cadena infinita de engranajes que se articulan unos con otros, en una cinta de moebius de acciones, de pedidos, de formas que se repiten, para que la escuela siga ¿andando?



Las cadenas saltan de los platos cuando los engranajes se desarticulan y entonces las acciones, los pedidos y las formas quedan en reposo y sin sentido.

Los piñones se pueden fracturar y quedas pedaleando en el aire.

Los cuadros pueden quebrarse y quedas inmóvil en tu lugar.



Cuando el movimiento somnoliento se detiene, lo podemos ver.

Cuando los automatismos se fracturan, se visibilizan.

¿Repitiendo lo que (no) funciona en la presencialidad, esperamos diferentes resultados? ¿Repetimos acciones y modos sin siquiera trasladamos al mismo lugar?

Cuando no nos trasladamos, cuando estamos en otros lugares, estáticos, sueltos.

¿Querés volver a andar en bicicleta?



* Fotografías Camila Vassellati


1 Kommentar


Gast
17. Aug.

Este escrito realmente me hizo sentir que debo aprender a andar en bicicleta

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Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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