algunes elegimos la autogestión para que esas instituciones que conviven en loop no nos estanquen, ni nos jerarquicen. No nos obliguen, ni nos hagan llevar la estampita del bien y el mal.
¿Ante qué obedecemos? Ante nuestro propio deseo, nuestro amor por el monte y esas ganas de devolverle como hormigas tanto cuidado.
Porque sabemos de la fortaleza en la naturaleza, pero también sabemos del odio, el dinero, el egoísmo y la inconsciencia.
Sabemos del dolor cuando vemos arder la casa de cada ser vivo.
Pero también, sabemos de esos abrazos al volver, con la cara hecha cenizas, con la tierra en el cuerpo.
Sabemos de guisos calientes, de mamachas construidas entre suavidad y guerrilla, entre ternura y fuerza. Como quien tiene la delicadeza de mirar, para así, no perder la sabia urgencia de accionar.
dijeron lo imposible de pelear contra esta máquina, lo riesgoso. Nos proveyeron de miedos, dijeron que el planeta no tiene retorno, que ya no hay nada por arreglar, ni por construir. Se empeñan en desunirnos con su reality de poder, transmitiéndolo para la división.
Pero sabemos muy bien que rendirse no está en nuestro corazón, que elegimos pelear hasta ese día que nos toque morir. Porque somos vida militante, y así, solo así, en esta comunidad nacida de la fortaleza colectiva, es cómo elegimos transitar.
A eso obedecemos.
Entre rondas de zapateos y vinos, sabemos decir que, como en los cuentos del Sub, la palabra rendirse no existe en lengua verdadera.
Texto escrito luego de los incendios 2021 por una brigadista de la Asamblea Ambiental de San Marcos Sierras.
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