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Foto del escritorRevista Adynata

Anunciación en la noche enemiga. Mater (1984) / Vicente Zito Lema

¿He de ser yo, la maldecida apenas separadas la luz de

las tinieblas y alguien tuvo el poder de maldecir;

yo en igual humillación la más humillada y la que cerrará

los postigos cuando el último perseguido deje de serlo

en la noche del corazón;

yo que mal he leído los libros de los vivos y mal escucho

el silencio en los labios de los muertos;

yo que apenas balbuceo y deambulo por entre tierras áridas

y sombrías lejos de armonía y gracia;

yo que visto luto por amar y lavo mis heridas con sales

gruesas y siento que crepita mi cabeza como un leño

en aguas frías de cristal;

yo de enojo tardío y perdón difícil a quien los años no han

mejorado su carácter ni raído la memoria –aún veo esa cinta

de raso azul dejada sobre una rama florida en el patio de mi

infancia, aún siento a esa calandria que se acercó con una

ráfaga iluminada hacia mis manos–;


yo la avara entre las peores –avara en la alegría–, que

aprendió a estar sin risa y no escucharán cantar ahora,

llena de miedo tantas veces y otras sin fuerzas para

alejar las pesadillas de acorralada que rondan mi reposo

como las voraces zarzas mi jardín pequeño, donde nace

la luna por el este y el alba es puntual;

yo con el alma de filo en vilo, reptando sobre las alturas

y abajo un lecho de violencia que se alza, un remolino

turbio que turba, pone al rojo vivo la carne, hace crecer

en desvarío de trópico las fiebres y las flores más malignas

(que el dolor no es imagen de serenas lluvias ni trae

paciencia bajo el brazo);

yo que nunca tuve buena voz ni elocuencia clara ni el

tiempo para acompañar con mi conciencia el mundo, y no

supe de mover otra piedra que la doméstica piedra negra

que tapiaba la entrada de mi casa, lo que no fue un festín,

y no quedaban deseos de nombrar estrellas en los cielos

profundos y diáfanos del verano;

yo la de huesos de fatiga y tan perdida en la tormenta

de aullidos que no cesan, tendré

que arreglármelas como pueda y sea,

ahora que mi tierra se muere con sus muertos,

muertos severos y asombrados todavía que no convertirán sus huesos

en semillas, y gritar porque el silencio me duele,

y andar y andar porque la quietud me daña,

y explicar lo que ha pasado aún con labios infantiles,

y defender la poca vida, nunca tan poca, cuando todo lo brotado se derrumba

bajo el invierno, rápido, y ya no están los héroes

ni aparecen los dioses ni en bandadas sus ángeles,

porque ya he desfallecido de gemir mucho,

porque mis ojos se consumen de tristezas,

porque envejezco de encontrar tantos enemigos,

y al mirar al país sólo veo desgracias,

y la luz que desaparece entre las sombras,

y a mis hijos que siguen allí detrás de lo más profundo

y oscuro de esa sombra...?


Fuente:

Vicente Zito Lema (2022) Amor, Crueldad, Locura, Monólogos y diálogos. Ed. Hasta Trilce

Vicente Zito Lema (1984) Mater. Ed. Libros de Tierra Firme.


Gato Chimney “Fuochi Fatui” 2023 acuarela y gouache sobre papel de algodón 100 x 70 cm.

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Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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