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Foto del escritorRevista Adynata

Caligrafía nómade XIII / Patricia Mercado

El otoño susurra un blues desde la computadora.

Llueve y llueve.

Escribe: pulsa el teclado para enlazar la carne esquiva de las letras.

Las persigue. Cose alfabetos en disolución.

Como si la lluvia fuera a llevarse todo por las alcantarillas de la ciudad.

Casi no importa de que la va el asunto que prolifera en la pantalla. Importa el rítmico teclear en contrapunto al blues: que canta y canta, que llora y llora.

Dicen que escribir es pensar. Pensar con las yemas de los dedos, mientras el otoño sucede.

A veces escribir es dejarse ir por líneas melódicas que brotan en el alma gélida de un ordenador.

Arrastrarse de caracol indolente los dedos sobre el teclado hurgando en la lluvia.

Una sucesión incontable de letras cae de las falanges, hojas muertas del árbol de la intención. Al unísono las palabras resucitan cual milagro doméstico. Exorcismo del vaivén que las llama.

Vienen desde un silencio blanco, digital. Roce del blues y la lluvia en el teclado.

Espesor imperceptible en la pantalla el brote de palabras, musgo, sobre un tiempo húmedo. Busca un viento extenuado en las fórmulas cotidianas.

Llueve, canta, llora: fragua del teclado para resucitarlas.

Minúsculas, ellas nacen sin saber a ciencia cierta que les depara el destino.

Se alzan frágiles en la pantalla como capricho de una primavera de otro hemisferio. Anuncian tormentas envueltas en cándidos caracteres.

Hostigan la costumbre para que abra paso, antes que las voces sean extirpadas. Sórdida placidez donde los cuerpos reposan, mudos, en la masacre.

Los dedos no dejan en paz esa somnolencia que invade todo, aguijonean el letargo de las horas para desencallar la morbidez.

Flujos eléctricos, fototropismos, inclinan las manos ora a derecha, ora izquierda. Persistencia en los caracteres que se dibujan sobre la pulcra luminosidad de la pantalla.

Cosquilleo impúdico escribe eso que no sabe. Errancia del tacto, sin pretensiones académicas, sin ganancia, que acaricia el áspero costado de la incertidumbre.

El otoño susurra un blues desde la computadora.

Llueve y llueve.

Canta. Llora.


Cy Twombly, Untitled (Winter Picture). 2004 Acrílico sobre madera 251 x 177 x 7 cm

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Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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