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Foto del escritorRevista Adynata

Declaración para la Salud de los Pueblos (2000)

INTRODUCCIÓN


En 1978, en la Conferencia del Alma Ata, ministros de 134 estados miembros, conjuntamente con la OMS y la UNICEF, lanzaron la proclama de “Salud para Todos al Año 2000” y escogieron los cuidados de salud primaria como la mejor opción para lograrla.

Desgraciadamente ese sueño nunca se hizo realidad. El estado de salud de la población en los países del tercer mundo no se ha mejorado. Es más, en muchos casos se ha deteriorado.

Actualmente, nos estamos enfrentando a una crisis de salud global que se caracteriza por crecientes desigualdades al interior de los países y entre sí. Además, nuevas amenazas a la salud siguen apareciendo. Esto se agrava aún más debido a las fuerzas negativas de la globalización que impiden la distribución equitativa de los recursos respecto a la salud de la población, especialmente el sector de los más pobres.

Dentro del sector de la salud, el haberse fallado en implementar los principios de cuidados de salud primaria, como concebidos originariamente en Alma Ata, ha empeorado la crisis global de salud.

Tanto los gobiernos como los organismos internacionales han de considerarse responsables de esta deterioración. Es hoy indispensable concentrarse en un esfuerzo internacional para reubicar las metas de salud para todos en su lugar justo en los planes de desarrollo. Iniciativas genuinamente centradas alrededor de las necesidades en salud de las mayorías deberán, por lo tanto, ser reforzadas para aumentar la presión a ejercerse sobre los tomadores de decisiones, sobre los respectivos gobiernos y sobre el sector privado para así asegurarse de una vez de que los principios visionarios de Alma Ata se hagan realidad. Varias organizaciones internacionales y movimientos de la sociedad civil, organizaciones no‐gubernamentales y grupos de mujeres decidieron unirse para trabajar en esta dirección. En diciembre del 2000, en Bangladesh, estos grupos y muchos otros comprometidos con los principios de los cuidados de la salud primaria organizaron la “Asamblea de la Salud de los Pueblos” en el campus de “GK” (Centro de Salud de los Pueblos).

1453 participantes de 92 países del mundo se reunieron en la Asamblea que fue la culminación de dieciocho meses de trabajo preparatorio alrededor del mundo. Este proceso de preparación provocó un entusiasmo sin precedentes que llevó a la participación de amplios sectores de gente que se adhirieron a cientos de encuentros populares, talleres de trabajo a nivel local y reuniones nacionales.

Las sesiones plenarias de la Asamblea cubrieron cinco temas centrales: Salud, Vida y Bienestar; Desigualdad, Pobreza y Salud; Atención y Servicios de Salud; Medio Ambiente y Sobrevivencia; y la Ruta a Seguir. Gente de todo el mundo presentó testimonios tanto de privación y del no funcionamiento de los servicios, como de aquellas exitosas iniciativas y organización de gente. La Asamblea contó con más de cien sesiones concurrentes que les permitieron a los participantes compartir y discutir en mayor detalle diferentes aspectos de los grandes temas en la agenda, al igual que dar voz a sus experiencias y preocupaciones específicas.

Los cinco días del evento dieron el espacio necesario a los participantes para expresarse en su propio idioma. Pusieron adelante la falla de sus respectivos gobiernos y organizaciones internacionales y decidieron luchar juntos para que la salud y el desarrollo equitativo lleguen a ser prioridades absolutas en las agendas de los encargados de formular la política a los niveles local, nacional e internacional.

Habiendo reconsiderado sus problemas y dificultades y compartido sus experiencias, por fin los participantes han formulado y endosado la Carta sobre la Salud de los Pueblos. De ahora en adelante, esta Carta será la herramienta clave y común de un movimiento mundial de ciudadanos dedicado y comprometido para hacer que el sueño de Alma Ata se haga realidad.

Adjuntando la Carta, estimulamos e invitamos a quienes compartan nuestras preocupaciones y quieren incorporarse con nosotros.


PREÁMBULO


La salud es un asunto social, económico, y político, y, encima de todo, es un derecho humano fundamental. La desigualdad, la pobreza, la explotación, la violencia y la injusticia se consideran las raíces de la mala salud y de las muertes de los pobres y los marginados. La salud para todos significa que los intereses poderosos tienen que ser desafiados, que es necesario oponerse a la globalización, y que las prioridades políticas y económicas tienen que cambiarse drásticamente. Esta Carta construye las perspectivas de gente cuyas voces raras veces o casi nunca se escucharon antes. Estimula a la gente a desarrollar sus soluciones propias y a mantener las autoridades locales responsables, los gobiernos nacionales, las organizaciones y sociedades internacionales.


VISIÓN


La equidad, el desarrollo ecológicamente sostenible y la paz son los ejes centrales de nuestra visión de un mundo mejor – un mundo en el cual una vida saludable para todos pueda ser una realidad; un mundo que respete, aprecie y celebre toda la vida y la diversidad; un mundo que permita el florecimiento de los talentos y las habilidades para enriquecernos los unos a los otros; un mundo en el cual las voces de los pueblos guíen las decisiones que forman y determinan nuestras vidas. Existen recursos de sobra para lograr esta visión.


LA CRISIS EN LA SALUD

“La enfermedad y la muerte diaria nos enojan. No es porque haya gente que se enferma o se muere. Estamos enojados porque muchas enfermedades y muertes tienen sus raíces en las políticas económicas y sociales que se nos imponen.”

(Una voz desde Centroamérica)



En las últimas décadas, los cambios económicos a nivel mundial han afectado profundamente la salud de la gente y su acceso a la asistencia de salud y a otros servicios sociales.

A pesar de los niveles sin precedentes de riqueza en el mundo, la pobreza y el hambre van en aumento. La brecha entre las naciones ricas y las pobres se ha ampliado, lo mismo que ha pasado en las desigualdades dentro de los países, entre las clases sociales, entre hombres y mujeres y entre jóvenes y ancianos.

A una gran parte de la población mundial aún les falta tener suficientes alimentos, enseñanza, agua potable, condiciones de salubridad, vivienda, tierra y sus recursos, empleo y los servicios de asistencia de salud. La discriminación sigue prevaleciendo. Esto afecta tanto la incidencia de enfermedades como el acceso a la asistencia de salud.

Los recursos naturales del planeta están siendo agotados a una velocidad alarmante. La degradación ambiental que resulta amenaza la salud de todo el mundo, sobre todo la salud de los pobres. Ha habido un aumento de nuevos conflictos mientras las armas de destrucción masiva aún representan una amenaza grave.

Los recursos mundiales están concentrados cada vez más en las manos de unos pocos que se esfuerzan por maximizar sus ganancias privadas. Las políticas económicas y políticas neoliberales son dictadas por un pequeño grupo de gobiernos poderosos, y por instituciones internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio. Estas políticas, junto con las actividades desordenadas de las sociedades transnacionales, han tenido consecuencias severas en las vidas, las formas de ganarse la misma, la salud y el bienestar de poblaciones tanto en países del Norte como del Sur.

Los servicios públicos no están satisfaciendo las necesidades de la población, ya que se han deteriorado como resultado de reducciones en los presupuestos sociales de los gobiernos. Los servicios de salud son hoy por hoy menos accesibles, más inapropiados, y están distribuidos de manera más desigual.

Más aún, la privatización amenaza con socavar el acceso a la asistencia de salud al igual que compromete el principio esencial de equidad. La persistencia de la mala salud prevenible, el resurgimiento de enfermedades como la tuberculosis y la malaria, y el surgimiento y propagación de nuevas enfermedades como la SIDA son un severo recordatorio para nosotros de la falta de compromiso de nuestro mundo con los principios de equidad y de justicia.


PRINCIPIOS DE LA CARTA FUNDAMENTAL SOBRE LA SALUD DE LOS PUEBLOS


• El logro del más alto posible nivel de salud y bienestar es un derecho humano fundamental, no importa el color de la persona, el origen étnico, la religión, el sexo, la edad, las habilidades, la orientación sexual, o clase social.

• Los principios de la Asistencia Primaria de Salud (APS) universal y exhaustiva, previstos en la Declaración de Alma Ata de 1978, deberían ser la base para formular las políticas relacionadas con la salud. Ahora más que nunca, es necesario un enfoque equitativo, participativo e intersectorial para la salud y la asistencia de la misma.

• Los gobiernos tienen una responsabilidad fundamental para garantizar el acceso universal a la asistencia de salud de buena calidad, a la enseñanza y a otros servicios sociales de acuerdo con las necesidades de la gente y no con su capacidad de pago.

• La participación de la población y de las organizaciones populares es esencial para la formulación, la implementación y la evaluación de todas las políticas y programas sociales y de salud.

• La salud es determinada primordialmente por el ambiente político, económico, social y físico y debe ser, junto con la equidad y el desarrollo sostenible, una alta prioridad cuando se elaboran las políticas locales, nacionales e internacionales.



LLAMAMIENTO PARA LA ACCIÓN


Para combatir la crisis mundial en el sector de la salud, se necesita emprender acciones a todos los niveles; individual, comunitario, nacional, regional y mundial, y en todos los sectores. Las demandas presentadas a continuación proporcionan una base para la acción.


LA SALUD COMO DERECHO HUMANO


La salud es un reflejo del compromiso que una sociedad toma para abogar por la equidad y la justicia. La salud y los derechos humanos deben prevalecer sobre los asuntos económicos y políticos.


Esta Carta fundamental llama a los pueblos del mundo para:


• Apoyar todos los intentos por implementar el derecho a la salud.

• Exigir que los gobiernos y organizaciones internacionales reformulen, implementen y cumplan las políticas y prácticas que respetan el derecho a la salud.

• Organizar movimientos populares de amplia base para presionar sobre los gobiernos para que incorporen la salud y los derechos humanos en sus constituciones nacionales y en su legislación.

• Luchar contra la explotación de las necesidades de salud de las personas en pos de salvaguardar las ganancias de unos pocos.


ENFRENTANDO LAS CAUSAS MAS PROFUNDAS DE LOS DÉFICITS EN SALUD


Desafíos Económicos


La economía tiene una profunda influencia en la salud de la población. Las políticas económicas que priorizan la equidad, la salud y el bienestar social pueden mejorar tanto la salud de la población como la economía.

Las políticas financieras, agrícolas, industriales y políticas que responden primordialmente a las necesidades del capitalismo, impuestas por gobiernos nacionales y organizaciones internacionales, privan a las personas de la posibilidad de vivir y de sus formas de sustentarse. Los procesos de globalización y de liberalización económica han incrementado las desigualdades entre las naciones al igual que al interior de las mismas. Muchos países del mundo, y sobretodo los más poderosos, están utilizando sus recursos, incluyendo sanciones económicas e intervenciones militares, para consolidar y expandir sus posiciones, lo que se refleja en efectos devastadores en las vidas de los afectados.


Esta Carta fundamental llama a los pueblos del mundo a:


• Exigir la transformación de la Organización Mundial de Comercio y del sistema global del mismo para que deje de violar los derechos sociales, ambientales, económicos y de salud de la población y para que empiece, de una vez, a discriminar positivamente para favorecer de los países del Sur. Para proteger la salud pública, estas reformas deben incluir regímenes de propiedad intelectual como las patentes y el acuerdo de los aspectos Relacionados al Comercio de los Derechos de la Propiedad Intelectual (TRIPS).

• Exigir la cancelación de la deuda de países del Tercer Mundo.

• Exigir la transformación radical del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional para que estas instituciones reflejen y promuevan activamente los derechos e intereses de los países del Tercer Mundo.

• Exigir una regulación efectiva de las ETNs (Empresas Transnacionales) para asegurarse de que no tengan efectos negativos en la salud de las personas, ni exploten su fuerza de trabajo, ni degraden el medio ambiente, ni afecten la soberanía nacional.

• Asegurarse de que los gobiernos implementen políticas agrícolas orientadas hacia las necesidades de la población y no a las exigencias del mercado, garantizando así la seguridad alimentaria y el acceso equitativo a los alimentos de base.

• Exigir que los gobiernos nacionales actúen para proteger los derechos a la salud pública en sus leyes sobre la propiedad intelectual.

• Exigir el control y la imposición de impuestos sobre los flujos de capital internacional especulativos.

• Insistir en que todas las políticas económicas estén sujetas a evaluaciones para determinar el impacto sobre la salud, la equidad, el sexo y el medio ambiente, al igual que incluyan medidas regulatorias ejecutables para asegurar el cumplimiento de las mismas.

• Desafiar las teorías económicas centradas en el crecimiento desmedido y reemplazarlas por alternativas que creen sociedades humanas y sostenibles. Las teorías económicas deben reconocer las limitaciones del medio ambiente, la importancia fundamental de la equidad y de la salud, y, por último, el aporte del trabajo no remunerado, sobretodo el trabajo no reconocido de las mujeres.


Desafíos sociales y políticos


Las políticas sociales exhaustivas tienen efectos positivos sobre las vidas y las formas de sustentarse de las personas. La globalización y la privatización económica han perturbado profundamente comunidades, familias y culturas enteras. Las mujeres son indispensables para el sostenimiento de la red social en todas partes, pero muchas veces sus necesidades básicas son pasadas por alto o mismo negadas y sus derechos y personas violadas.

Las instituciones públicas han sido socavadas y debilitadas. Muchas de sus responsabilidades han sido transferidas al sector privado o a instituciones nacionales e internacionales que rara vez asumen su responsabilidad ante la población. Además, el poder de los partidos políticos y de los sindicatos ha sido severamente disminuido, mientras que las fuerzas conservadoras y fundamentalistas están en auge. La democracia participativa en organizaciones políticas y en estructuras cívicas debe ser promovida más agresivamente. Hay una necesidad urgente de fomentar y asegurar la transparencia y la responsabilidad social y política.


Esta Carta fundamental llama a los pueblos del mundo a:


• Exigir y apoyar el desarrollo e implementación de políticas sociales amplias con plena participación de la población.

• Asegurarse de que todos, mujeres y hombres, tengan derechos iguales al trabajo, a ganarse la vida, a la libertad de expresión, a la participación política, a ejercer la libertad de religión, a la educación y a vivir sin violencia.

• Presionar a los gobiernos para introducir y hacer cumplir la legislación que proteja y promueva la salud física, mental y espiritual y los derechos humanos de grupos marginados. • Exigir que la educación y la salud sean prioritarias en las agendas políticas. Esto llama para una educación de buena calidad, gratuita y obligatoria para todos, los niños y para los adultos, sobretodo para las niñas y mujeres, al igual que una educación y atención de buena calidad para la temprana edad.

• Exigir que las actividades de las instituciones públicas, tales como los servicios de cuidado de niños y niñas, los sistemas de distribución de alimentos, y la provisión de la vivienda beneficien la salud de las personas y las comunidades más necesitadas.

• Condenar y buscar la revocación de cualquier política que resulte en el desalojo o desplazamiento forzado de personas de sus tierras, hogares o empleos.

• Oponerse a las fuerzas fundamentalistas que amenazan los derechos y libertades de los individuos, sobretodo las vidas de mujeres, niños y minorías.

• Oponerse al turismo sexual y a la trata de mujeres, niños y niñas.


Desafíos ambientales


La contaminación del agua y del aire, el acelerado ritmo del cambio climático, la disminución de la capa de ozono, la proliferación nuclear y sus deshechos, los productos químicos tóxicos y los pesticidas, la pérdida de biodiversidad, la deforestación y la erosión de la tierra tienen graves consecuencias para la salud de las personas. Las raíces causales de esta destrucción incluyen la explotación insostenible de los recursos naturales, la ausencia de una visión holística de largo plazo, la promoción de conductas individualistas y de maximización de ganancias, y el sobreconsumo por los ricos. Esta situación tiene que ser enfrentada y revertida inmediata y efectivamente.


Esta Carta fundamental llama a los pueblos del mundo a:


• Responsabilizar a las sociedades transnacionales y nacionales, a las instituciones públicas y a las fuerzas armadas por sus actividades destructivas y de alto riesgo que tienen impacto sobre el ambiente y la salud de la población.

• Exigir que todos los proyectos de desarrollo sean evaluados contra los criterios de salud y ambientales y que se apliquen restricciones y precauciones cuando cualquiera tecnología o política ambiental implique amenazas potenciales a la salud y al ambiente (el principio de precaución).

• Exigir que los gobiernos se comprometan rápidamente a las reducciones de la emisión de gases que resultan del ‘efecto invernadero’ en sus propios territorios, reducciones mucho más exigentes que las pactadas en los acuerdos del cambio del clima internacional, sin recurrir a la utilización de tecnologías y prácticas peligrosas o inapropiadas.

• Oponerse al traslado de industrias de alto riesgo y de deshechos tóxicos y radioactivos hacia países más pobres y comunidades marginadas, además de promover soluciones que minimicen la producción de tales deshechos.

• Reducir el sobreconsumo y los estilos de vida no‐sostenibles ‐ tanto en el Norte como en el Sur. Presionar a los países industrializados ricos a reducir su consumo y la contaminación que producen en un 90 por ciento.

• Exigir medidas que aseguren salud y seguridad ocupacional, y que incluyan el monitoreo de las condiciones de trabajo centrado en los trabajadores.

• Exigir medidas de prevención de accidentes y heridas más efectivas en los lugares de trabajo, en las comunidades y en los hogares.

• Rechazar las patentes de toda forma de vida y oponerse a la bio‐piratería de conocimientos y recursos tradicionales e indígenas.

• Desarrollar y aplicar indicadores de progreso en el área ambiental y social, enfocados en la población y basados en las comunidades. Presionar para el desarrollo y adopción de auditorías regulares que midan la degradación ambiental y el estado de salud de la población.


Guerra, violencia y conflicto y las catástrofes naturales


La guerra, la violencia, los conflictos y las catástrofes naturales devastan comunidades enteras y destruyen la dignidad humana. Tienen un severo impacto en la salud física y mental de sus miembros, sobretodo de las mujeres y los niños. El abastecimiento creciente de armas así como su comercialización internacional agresiva y corrupta socavan la estabilidad social, política y económica al igual que la distribución de los recursos hacia el sector social.


Esta Carta fundamental llama a los pueblos del mundo a:


• Apoyar campañas y movimientos por la paz y el desarme.

• Apoyar las campañas contra la agresión, la investigación, la producción, la prueba y el uso de armas de destrucción masiva y otras armas, incluyendo todo tipo de minas.

• Apoyar las iniciativas de los pueblos para lograr una paz justa y duradera, sobre todo en países con experiencias de guerra civil y de genocidio.

• Condenar el uso de niños soldados, y el abuso y violación, tortura y matanza de mujeres, niños y niñas.

• Exigir el fin de procesos de ocupación militar por ser uno de los instrumentos que más lesiona la dignidad humana.

• Oponerse a la militarización de intervenciones de ayuda humanitaria.

• Exigir la transformación radical del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para que funcione democráticamente.

• Exigir que las Naciones Unidas y los estados individuales dejen de utilizar las sanciones económicas como instrumento de agresión que dañan la salud de poblaciones civiles.

• Promover iniciativas independientes centradas en la población que declaren vecindarios, comunidades, y ciudades como áreas de paz y zonas libres de armas.

• Apoyar acciones y campañas para la prevención y la reducción de conductas agresivas y violentas, sobre todo de los hombres, y el fomento de la coexistencia pacífica.

• Apoyar acciones y campañas para la prevención de las catástrofes naturales y la reducción del subsecuente sufrimiento de poblaciones enteras.


UN SECTOR DE SALUD CENTRADO EN LOS DERECHOS DE LA POBLACIÓN


Esta Carta fundamental exige la provisión de asistencia primaria de salud universal y exhaustiva, sin importar la capacidad de pago de las personas. Los servicios de salud tienen que ser democráticos, responsables y contar con recursos suficientes para lograrlo.


Esta Carta fundamental llama a los pueblos del mundo a:


• Oponerse a las políticas internacionales y nacionales que privatizan los servicios de salud y los convierten en una mercancía.

• Exigir que los gobiernos promuevan, financien y provean Asistencia Primaria Integral de Salud como la manera más efectiva de enfrentar los problemas de salud y de organizar los servicios públicos de la misma para asegurar un acceso gratuito y universal.

• Presionar a los gobiernos para que adopten, implementen y respeten las políticas nacionales de salud y medicamentos esenciales.

• Exigir que los gobiernos se opongan a la privatización de los servicios públicos de salud y que aseguren la regulación efectiva del sector médico privado, incluyendo los servicios médicos caritativos y de ONGs.

• Exigir una transformación radical de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que ella responda a las metas en salud de manera que beneficie a los pobres, que evite enfoques verticales de salud, que asegure trabajo intersectorial, que involucre a las organizaciones populares en la Asamblea Mundial de Salud, y que asegure independencia de todo interés empresarial privado.

• Promover, apoyar y llevar a cabo acciones que promuevan un mayor poder y control de la población en la toma de decisiones en salud, a todos niveles, incluyendo de los derechos de los pacientes y de los consumidores.

• Apoyar, reconocer, y promover los sistemas tradicionales y holísticos curativos y a los profesionales y su integración en la Asistencia Primaria de Salud.

• Exigir cambios en la preparación y entrenamiento de personal de salud para que esté más orientada a resolver problemas y más basada en la práctica cotidiana, para que así puedan comprender mejor el impacto de las cuestiones globales sobre sus comunidades, y se motiven a trabajar con comunidades respetando su diversidad.

• Desmitificar las tecnologías médicas y de salud (incluyendo los medicamentos) y exigir que estén subordinadas a las necesidades de salud de la población.

• Exigir que la investigación en salud, incluyendo la investigación genética y el desarrollo de medicamentos y tecnologías reproductivas, sea llevada a cabo en una manera participativa y basada en las necesidades reales al igual que sea realizada por instituciones responsables. Además, asegurarse de que sea orientada hacia las personas y la salud pública y que respete los principios éticos universales.

• Apoyar los derechos de la población a la auto‐determinación sexual y reproductiva y oponerse a todas las medidas coercitivas en políticas de población y planificación familiar. Este apoyo incluye el derecho al uso de toda la gama de métodos seguros y efectivos de regulación de la fertilidad.


PARTICIPACIÓN DE LA POBLACIÓN EN ACCIONES QUE PROMUEVEN UN MUNDO MÁS SALUDABLE


Las organizaciones y los movimientos populares son fundamentales para que los procesos de toma de decisiones sean más democráticos, responsables y transparentes. Es esencial que los derechos cívicos, políticos, económicos sociales y culturales estén garantizados en cada país. Mientras los gobiernos tienen la responsabilidad primordial de promover el enfoque equitativo hacia la salud y los derechos humanos, una amplia gama de grupos y movimientos de la sociedad y los medios de comunicación tienen un papel importante que jugar para asegurar el poder de la población, como también controlar el desarrollo de políticas sociales y el monitoreo de su implementación.


Esta Carta fundamental llama a los pueblos del mundo a:


• Establecer y fortalecer las organizaciones populares para crear una base y una plataforma para el análisis y la acción.

• Promover, apoyar y ejecutar acciones que promuevan la participación popular en la toma de decisiones en los servicios públicos a todos los niveles.

• Exigir que las organizaciones populares estén representadas en foros locales, nacionales e internacionales relacionados con la salud.

• Apoyar iniciativas locales dirigidas hacia la democracia participativa a través del establecimiento de redes solidarias orientadas hacia la población en todo el mundo.





Olivia Descampe, “Running down a dream”, 2018. Decollage manual en papel,



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Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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