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Foto del escritorRevista Adynata

Diario íntimo / Ezequiel Ikonikoff

-terio, además sé que les parecería una formalidad “inconsecuente” así como el aniversario en sí mismo, pero si bien los llevo en mi corazón y cada respiración que realizo honra sus recuerdos, hoy me agarró nostalgia y decidí dedicarles estas palabras.

Basta por hoy.


P.D.: Lo llamé a Mirko: él tampoco fue, pero lo note “raro” y si no lo conociera diría que hasta emotivo.



Domingo 19 de Enero 2020.


Esta mañana tuve el más dulce despertar: los rayos del sol tornaron su luz a un cálido dorado para acariciar mis mejillas provocando una sonrisa, que expandiéndose sobre mi rostro logró despertarme, inspiré profundo y al exhalar extendí mis brazos para abrazar a Mani, pero al no encontrar más que una llanura de aterciopelado e interminable colchón, abrí mis ojos para corroborar su ausencia. Luego de tan pesada labor tras un sueño harto profundo, volví a la oscuridad de mis párpados y agucé el oído.

Pronto logré distinguir (aparte de los maullidos lascivos de la gata en celo del vecino) que preparaba el desayuno, con el más silencioso secreto (al menos hasta que encendió la licuadora) y una vez terminado se acercó con pasos sigilosos. Por supuesto me hice la dormida y fingí sorpresa al despertar.

Cómo desayunamos tarde, ninguna de las dos tenía ganas de almorzar, así que decidimos ir al parque a tomar unos mates y gracias a Dios que lo llevamos, porque la sensación del agua caliente bajando por mi garganta es lo único que me previno en varias ocasiones de tener que llorar en un lugar público. Le comencé agradeciendo que ella me acompañe con la dieta saludable para apoyarme, si bien no es necesario que lo haga y que me siento muy contenida por ella en estos días de ansia, siendo que mañana ya empieza todo. Después le dije que a veces me cuesta igualmente compartir mis alegrías con ella, porque tengo miedo de que le pueda hacer mal o me pueda guardar rencor. Me respondió que en un principio lo único que sentía era alivio de que fuera benigno, pero luego sí estaba con mucho enojo que eso le impidiera llevar adelante el embarazo, que hasta en un momento de bronca pensó en decirme que si yo era la que se iba a embarazar, entonces que ella quería poner el óvulo, pero no es realmente lo que quería y además sabe lo importante que es para mí. Me dijo también que no quería que me sintiera mal por ella y por eso prefería no contarme todo lo que le pasaba y que, sin embargo, le sirvió que yo no me animara todavía a hacerme los exámenes para corroborar que yo no me encontrara con imprevistos para llevar adelante un embarazo, ya que le dio tiempo para hacer un duelo. Yo le confesé que si bien sí, me generaba (y me genera) bastantes nervios emprender este camino, preferí ir procrastinando justamente para darle tiempo de procesar todo y porque me daba cuenta que estaba enojada conmigo y que entendía que así fuera. Finalmente nos abrazamos en silencio un buen rato, hasta que un vendedor nos interrumpió sin respeto alguno (Mariana me dice que suelen ser muy amables y que hay que entenderlos, pero si bien no dejo de pensar como ella, me generan fastidio y sobre todo cuando te interrumpen impunemente en cualquier situación. No les importa si estas durmiendo, estudiando, al teléfono, o abrazándote con lágrimas en los ojos. ¡¡POR DIOS!!).

Quedamos que mañana al final vuelvo a casa, después de ver al cliente, así me pongo más cómoda y ella me busca directo del trabajo y vamos juntas a hacerme los estudios. Hablando del cliente, lamentablemente otra vez voy a reunirme con el socio con mal aliento y selvas en las orejas.

Pero me consuela que seguramente me sea más fácil que me contraten por ambos diseños, ya que no tiene muchas luces según aparenta.

Para la cena empecé con el brócoli y el pescado, me resistí al chocolate que se comió Mani (me abandonó jejeje), pero de la excitación por mañana no pude resistir compartir una copa de vino en el sofá mientras empezamos la serie nueva.

Basta por hoy.


P.D.: Hoy me llegó un mensaje de un número desconocido con un corazoncito. Respondí que no tenía el número agendado y me llegó un audio que decía “Florencia, fui mamá” ¿Será de buen augurio?

P.P.D.: Amo True Detective!!


Lunes 20 de Enero 2020


Ayer noche me costó dormir por los nervios. Soñé que iba a un hospital, pero que no era un hospital, sino que parecía la casa de campo en donde vivía mi abuela y en vez de con lámparas el lugar estaba iluminado con velas y daba la sensación que había humedad. Yo me preocupaba que eso hiciera que me agarrara otra vez hongos en la vagina y me dijeran que eso me iba a durar hasta los 36 años y no iba a poder tener hijos.

Después me llevaban a una especie de granero con una puerta trampa en el medio y me daba cuenta que era el único lugar por donde salir…


Aproveché que me desperté con sobresalto en la madrugada para desayunar, así llegaba con el tiempo para ir a la entrevista con ocho horas de ayuno y volví a dormir. Cuando le comente más tarde esto a Mani se empezó a reír y me dijo que no me iban a hacer ya los estudios, que primero tenían que darme la orden y me sentí muy avergonzada, pero igual me tranquilizó el saber que todavía no me van a hacer nada.

En cuanto a la reunión llegué bastante tarde porque el tren no hacía todo el recorrido. Pero en vez de informarlo antes de que una se suba, lo informan cuando ya arrancó y lo mismo en todas las estaciones. Para colmo ninguno de los que venía antes viajando te avisa… Igual yo tampoco le avisé a ninguno de los que se subió en las otras tres estaciones: supongo que todos somos bastante soretes. Por suerte el cliente llegó más tarde, así que se disculpó él conmigo en vez de yo con él. En fin, cómo supuse, le gustaron ambos diseños (si bien tuve que bajarle un poco el precio) y tengo tiempo de entrega hasta mediados de Marzo!! (Bien por mí). Como nos reunimos en una cafetería con heladería, me pedí un licuado con helado de chocolate: estaba riquiiiisimo, tanto que tuve una suerte de orgasmo gastronómico y después me puse colorada, pero no creo que lo haya notado.

Ya en la entrevista con el médico nos hicieron esperar muy poco (el lugar es muy lindo, luminoso y con muchos acabados en madera clara). El médico es bastante joven si bien tiene nombre de viejo: se llama Amílcar y sonríe mucho. Al principio me costó mucho hablar y más que nada habló Mariana, pero después me fui relajando y le conté un montón de cosas.

Le conté que el período me llegó tarde porque fui anoréxica y que por eso sospecho que tengo un ciclo tan irregular, que hay meses que no menstruo. Le confesé también que hace no mucho que empecé una dieta con una nutricionista para “compensar” los déficit alimenticios y que ella me mandó a hacer análisis, pero que me dan mucho miedo todas esas cosas y nunca los hice. Que por éste motivo fui muy pocas veces a consultas ginecológicas. Hasta le conté que estuve un mes y medio con dolor de muelas porque no quería ir al dentista y después enmarqué la muela y la tengo colgada en el estudio como un trofeo (ahora que lo escribo me agarra vergüenza). En resumen, estuvimos hora y media donde nos explicó también los tipos de técnicas que hay: unas que se llaman de baja complejidad y que en mi caso hay que conseguir un donante y aplicarme el semen con una suerte de jeringa directamente por la vagina (que es la que espero que funcione) y las otras que me dan TERRORRRR que se llaman de alta complejidad, en las que me tendría que inyectar hormonas para que maduren los ovocitos, después me los tendrían que sacar y fertilizar y luego volver a poner. Marian me iba apretando cada vez más fuerte la mano, mientras veía que me iba poniendo cada vez más pálida. Por último el Dr. Amílcar (jejeje) me dijo que si bien a partir de mi próximo año empezarían probabilísticamente a bajar las posibilidades de quedar embarazada, que me tranquilice (¡si claro!), porque no hay nada que indique por ahora (aunque le pareció raro lo de la menstruación) que algo pueda salir mal y me mandó a hacer análisis de sangre y una ecografía transvaginal.

Apenas salimos fuimos a tomarnos otro de esos licuados de chocolate (lo necesitaba urgente), aunque no estaba tan rico como el primero y a continuación llamamos para sacar turnos. Para los exámenes de sangre me dijeron que vaya directo, que no hace falta turno, así que iré mañana. Para la ecografía me dieron dentro de dos días: ¡como amo que todos estén de vacaciones!

Para terminar el día decidimos hacer una caminata por el barrio, con un cielo violeta con nubes ocre y el sonido ensordecedor del silencio de una ciudad vacía.

Basta por hoy.


P.D.: No creo que hoy veamos la serie, porque estoy esperando que se termine de duchar desuda en la cama… Sorry Rust! Sorry Martin!


Viernes 31 de Enero 2020

Mientras espero que se prepare Mani para ir al cumpleaños de la veterinaria, tomo coraje para escribir. Desde la última vez estuve bastante cargada de laburo, porque me pidieron si podía entregar antes algunos trabajos, que supuestamente eran para Febrero. Pero además estuve bastante bajoneada y resistiéndome a escribir para procesar lo tocante al ser madres. El 22 fui a hacerme la ecografía y descubrieron que tengo el útero bastante pequeño como para quedar embarazada.

Estuve llorando el resto del día y no sé de donde saqué fuerzas para mientras tanto seguir trabajando, más sumándole que estuve enferma el resto de la semana. Mani me recomendó de ir al psicólogo (a pesar de que ella no me hiciera caso cuando yo le recomendé lo mismo), pero la verdad es que no quiero ir ¿acaso la psicología va a hacer que me crezca el útero? Al día siguiente lo llamamos al Dr. en vez de ir a visitarlo, ya que no me sentía bien para salir. Nos dijo que esperemos a ver los análisis de sangre y los niveles hormonales y concretamos otra visita. Esta semana llegaron los análisis y lo fuimos a ver. Nos dijo que los niveles hormonales no están dentro de los parámetros normales, que igualmente no se descarta la posibilidad de un embarazo. Ayer fui a hacer otra extracción de sangre. Esta vez pidió no solo una repetición de estudios, sino que también un análisis genético (cuándo le pregunté por qué, me respondió evasivamente y tengo miedo que piense en alguna enfermedad hereditaria, ya que me preguntó de que murieron mis padres). Y también de hacer otra ecografía con recuento de folículos en el tercer día del período.

Son días muy tristes. Mirko y Mariana me dicen que sólo son obstáculos en el camino, que nada es fácil o difícil, sino que eso lo determina el

deseo que uno tenga. Yo no sé, entiendo que lo que dicen tiene sentido, pero no dejo de sentirme mal lo mismo. Tengo mucho miedo que mi útero sea pequeño por no recibir alimento suficiente durante la anorexia. Mani también está muy triste. Intenta ser fuerte, pero se le nota. Igualmente me siento muy acompañada, porque siento que ella pasó por lo mismo y me entiende. No obstante todo esto, el Martes me alegró mucho verla un poco contenta porque la ascendieron a pesar del problema de los tractores: le dijeron que lo importante es la profesionalidad con que manejó la situación.


[...]

fue lo más cómico. En resumidas cuentas, recién hoy me inspiré para terminar el segundo diseño y mañana poder ir más tranquila a la visita.


Lunes 9 de Marzo 2020


Retorno a ti, mi querido diario, luego de más de dos semanas desde la última vez que mi tinta bañó tus hojas. No fue por indiferencia ni olvido, sino porque las palabras escapaban de mis manos, salían pensamientos inarticulados e imágenes sueltas. Sólo los abrazos de mi hermano con aroma a papá lograron evitar que me desintegrara en el éter. Él me contactó con Carlos: estoy yendo tres veces a la semana y me ayudó a poder poner en orden el caos de sensaciones e imágenes que ahora puedo posar sobre ti, mi más íntimo confidente.

He de decirte la verdad, puesto que todo este tiempo te he engañado. No por perfidia insidiosa, sino por ignorancia. Has de saber que he nacido hombre y no mujer.

Basta por hoy, basta.


Martes 10 de Marzo 2020

Hoy me siento con más fuerzas para volver a ti. Tal vez por nuestro reencuentro de ayer, pero me vinieron ganas nuevamente de escribir. Ni siquiera es noche pero heme aquí.

Sin más preámbulos, lo que tengo se llama síndrome de Swyer o disgenesia gonadal, que el médico me indicó que significa básicamente que mis cromosomas 46 son XY, por lo que genéticamente soy hombre. No me es fácil explicarte lo ajeno que se siente saberse mujer durante 34 años y de golpe enterarse que tu genética no esté de acuerdo con vos.

Parece que “por defecto” el embrión tiende a ser femenino. Sin embargo si uno (¿o una?) tiene el par 46 XY hay todo un desencadenamiento hormonal que lleva al embrión a desarrollar el aparato genital masculino.

Entre dichas hormonas hay una que se llama hormona antimulleriana, que como su nombre lo indica inhibe el crecimiento de los conductos de Müller… PERO PERO PERO… si esa hormona no está, no inhibe un CARAJO y te crece sistema reproductor femenino. ¿Dije reproductor? Perdón quise decir sistema estéril productor de cáncer femenino.


Miércoles 11 de Marzo 2020

Hago la “tarea” que me mandó el psicólogo y no dejo de escribir. Voy a escribir que no tengo ganas de escribir. Mmm… Me llamo Irene, cada vez estoy más vieja, pero ya no importa, no importa nada. CHAU!


Jueves 12 de Marzo 2020


Bueno mi objetivo de hoy es terminar el relato, uff. Parece que es muy raro que haya iniciado la menstruación y que no tenga un útero “infantil”, si bien no está del todo desarrollado. Lo que tengo se suele tratar extirpando con cirugía los ovarios, porque tiene alto riesgo de generar cáncer. Sin embargo eso no me impediría poder llevar adelante un embarazo. Amílcar nos dijo que tomando estrógeno y progesterona se podría (en el mejor de los casos) terminar de desarrollar el útero para alojar a un bebé y que en dicho caso tendría que seguir tomando durante el primer tercio del embarazo aproximadamente. Qué ironía: Marian quería llevar a nuestra niña en su vientre y yo quería que se me pareciera y ahora todo será al revés (¿será?). También me respondió hoy un mail que le envié el otro día, porque estuve viendo y existen casos en que personas como yo han quedado embarazadas con sus propios óvulos. Le pregunté si no se podrá operar luego de que me saquen óvulos para hacer embriones. Pero me respondió que no es mi caso, que la gran mayoría de las veces no sólo hay esterilidad, sino que ni siquiera se pasa por la pubertad y que en mi situación soy afortunada si mi útero llega a poder soportar un embarazo. No me siento muy afortunada. Ah! Y como para rematar, seguramente me tengan que hacer cesárea.

Carlos me recomendó no presionarnos a tomar ninguna decisión ahora, que primero me concentre en la operación y que luego se decidirá. No sé, a mí me da pánico. Para colmo creo que se lo transmití a mi hermano, porque me dijo Mani que le contó (pidiendo que por ahora no me diga) que se fue él también a hacer estudios genéticos.


Viernes 13 de Marzo 2020

Te imaginé en un jardín que nos regalaba su perfume a tierra mojada despertado por esas lluvias raras que conviven con el sol. Imaginé que corrías intentando atrapar el arcoíris y que al saberte lejos de mí regresabas con una sonrisa en el rostro, con las mejillas coloreadas de barro y sudor. Yo te levantaba por los aires y nuestros cabellos de confundían en un remolino de castaño color. Que tu madre nos llamaba en lontananza esperándonos con ansia queriéndonos mostrar el cantar de un ruiseñor. Que las tres nos abrazábamos, nos besábamos una a una nos mirábamos encontrando nuestro rostro en los ojos de la otra, reconociendo en las miradas el fruto de ese amor. Ya tus ojos no vislumbro, tu sonrisa me es ajena ¿a quién veré en esa nena? Si tu madre no soy yo.


Mary Maggic (en colaboración con Benjamin Berman, Melinda Green i MIT Media Lab.) Egstrogen Farms instalación y vídeo 2015

Miércoles 1 de Abril 2020.


Me extirparon los ovarios. Las enceguecedoras luces blancas, las camillas, los pasillos, rostros anónimos tras barbijos, el olor a sangre y amoníaco, el llanto mudo tras la cortina. Nada me hace olvidar que ya no tengo ovarios, que ya no duelen más.


Cuando cierro los ojos siento que reposo vacía, sobre el pasto áspero de la tumba de mis padres. Que la tierra me llama, pues aunque aún respiro estoy muerta por dentro. Soy la arena de un reloj cuyo final no vislumbro, no me queda ni un dios con el que enojarme. Ya no soy mujer. Soy el punto final e irrevocable de mis ancestros.


Pocas horas luego de despertarme de la operación, sin siquiera probar bocado, me volví a dormir y desperté en una tarde concluida no hace mucho, con la angustia de quién no pudo despedirse del sol. Hacía ya dos horas que habían llegado para visitarme Marcela y Alejandro pero prefirieron dejarme dormir. Marian les avisó que mi siesta había concluido y entraron sólo Marcela con las nenas. Alejandro no quiso molestar e internamente se lo agradecí. Marcela me miró con amor a través de unos ojos hinchados y ojerosos soltando un “hola”. Antes de que pudiera decir nada, la más chiquita corrió a abrazarme gritando “tíaaaa”, cosa que hizo refunfuñar a la esposa del viejo de la camilla de al lado. Yo la abracé y empecé a llorar. Mis lágrimas corrían como ríos queriendo limpiar la angustia de estar viva. No podía parar, cada vez la apretaba más fuerte y, aunque me dijo que le dolía, me aferré a ella como si fuera la respuesta a una pregunta que nunca hice.

Mani agarró a las nenas y se las llevó afuera con la excusa de comprar golosinas, lanzándome una mirada penetrante antes de sonreírle a Marcela y salir.

Nos quedamos en silencio por lo que me pareció una eternidad. Yo no pensaba, solo escuchaba el pitido de las máquinas del vecino y el choque de las agujas de tejer de su mujer y por fin durante unos instantes encontré un poco de paz.

Finalmente Marce se sentó a mi lado y conversamos de cosas sin interés. Lo que agradecí es que todo el tiempo sostuvo firmemente mi mano.

Nos despedimos cuando entró la enfermera y Mani con la cena.

Mani, con un rostro que me pareció duro, me dio el dibujo que había traído de regalo Anita, diciéndome que se lo dejó a ella porque no me lo había podido dar cuando me puse a llorar. Le respondí que no tengo fuerzas para sentirme culpable y ablandó un poco la expresión.

Basta por hoy.


P.D.: En el dibujo está Anita y su hermana con pollera y colitas en el pelo, una a cada lado mío. Yo estoy en el medio sin ropa y mi cuerpo es un rectángulo rojo vacío.



Jueves 2 de Abril 2020.


Esta mañana desperté con el corazón al ritmo de un galope agitado, un sudor frío bañaba mi almohada y la ansiedad abandonaba mi pecho para hacerle lugar a la angustia. Estuve así un buen rato hasta que el dolor de las cicatrices (única pista de que esto no es un sueño) logró hacer virar mi atención de esa sensación tan horrible. A partir de allí mi día fue mejorando hasta hacerse casi tolerable.

Mani todavía dormía en la improvisada cama con anhelos de sillón cuando entró un enfermero con el desayuno, que, si bien sólo es para los pacientes, estaba compuesto por una taza extra y dos saquitos de té, que el joven dejó guiñando un ojo. Puede parecer una estupidez, pero esa amabilidad me emocionó y me hizo sentir afortunada. Soy consciente de que mi vida se está yendo por el inodoro y sin embargo un gesto mínimo me hace tan bien. Mani aún dormía y comenzó a rascarse impunemente una nalga. Luego del prodigioso espectáculo, el muchacho me indicó que en la noche se habían llevado a mi vecino a terapia intensiva y en su mirada percibí un mal pronóstico para él. Sin embargo (y sé que está mal pero no logro sentir ni vergüenza ni empatía), me sentí contenta de saber que iba a poder disfrutar de un poco de privacidad.

No había transcurrido ni siquiera el tiempo suficiente para que el agua caliente y las hierbas puedan ser llamadas té, cuando un hombre entrado en años y con sombrero abrió la puerta, recorrió la habitación con los ojos, luego miró el número de la puerta y, sin apartar su mirada de allí, la cerró de un portazo, provocando que Mani saltara de la cama cayendo sobre su bolso. Desde el suelo giró su rostro cubierto de pelos hacia mí y yo detuve mi risa para decirle una palabra gastada, pero que salía de mis labios como si nunca antes la hubiese pronunciado: te amo. Se levantó escupiendo pelos, se sentó sobre el borde del colchón y me besó con sus labios carnosos, estampando mi cabeza contra la almohada, mientras me envolvía en el más suave abrazo, sin provocarme ningún tipo de dolor en las heridas.

Desayunamos entre besos y risas por su bochornosa actuación ante el enfermero y con comentarios de humor negro sobre el viejo de al lado.

Tuve muchas ganas de trabar la puerta de la habitación y hacer el amor. Me consuela pensar que el dolor de la operación no me hubiese dejado, por más que hubiera querido, pero me tuve que contentar con escribirle algunas palabras eróticas que le di a leer cuando vino mi hermano (me excita mucho verla colorada en situaciones inapropiadas). Cuando llegó, Mirko traía una caja grande y una sonrisa forzada. Luego de besarme la mano me dijo que llamó a Natalia para saber si pasaba hoy por el hospital también, pero que no tenía idea de que le hablaba y se inventó algo por las dudas. Le comenté que, aparte de ellos dos, sólo lo sabían la familia de Marcela y Joaquín, porque me daba (porque me da) mucha vergüenza mi situación y que no sé explicar ni siquiera que soy.

En ese momento fijó su mirada sobre mí y se mordió el labio superior, que sólo puede significar que hay algo que no se anima a decirme y por primera vez en mi vida no le insistí para que me dijera. No quería saber nada.

En la caja había álbumes de fotos nuestras: tuvo la delicadeza de no agarrar fotos con mamá y papá, sino con Daisy, la Rottweiler que teníamos cuando éramos chicos. Desde que tengo memoria Daisy era ya vieja, pero era la perra más amorosa que existía. Claro que conmigo y con Mirko, con el resto era antipática y hasta agresiva. A nosotros nos dejaba acariciarla, nos tirábamos encima y ella no hacía más que estar contenta, pero incluso cuando mi papá la tocaba y estaba medio dormida le ladraba. En realidad era una miedosa, pero como se sabía grande e imponente en vez de huir, te seguía por toda la casa controlándote y gruñéndote. Pero sobre todo, porque para que te dejara moverte, le tenías que dar algo de comida y si había algo que le gustaba más que nuestros mimos ¡era la comida!

Basta por hoy.


P.D.: Quiero dejar una copia de lo que le escribí a Marian. “Te imagino frente a la computadora, preocupada por terminar un informe para mañana. Me acerco por detrás, apoyo mi mano sobre el borde de tu escote derecho y la arrastro, dejando tu piel colorada en el camino, hasta detrás de tu oreja, entrelazando tus cabellos. Tu cuello de cisne queda expuesto : tan frágil, tan sensual. Poso mis labios y siento el latir de tu yugular. Mi lengua recorre tu piel, tus pelos se erizan bajo mi mano y tu boca expira un gemido. Tus manos yacen sobre el teclado, pero ya no teclean. Con mi siniestra, desabrocho tu corpiño, dejando translucir tus pezones erectos a través del verde de la musculosa.

Corro tu silla hacia atrás y me arrodillo frente tuyo. Bajo por tu vientre, soplando cada centímetro de piel hasta llegar al delta de tu sexualidad.

Dejo reposar mi lengua sobre tu bombacha hasta que mi saliva se fusione con tu ambrosía y te hago saber que estoy toda mojada… si querés saber cómo termina vas a tener que esperar a que volvamos a casa. Te amo”.

(…)

Basta por hoy.


P.D.: Hoy sólo pensé en volver a tus hojas en blanco todo el día, es la única cosa para la que tengo ganas. Es sobre tu blanco en el único lugar en donde puedo narrar la realidad como me plazca, sin que nadie me diga que es posible y que no.


Lunes 13 de Abril 2020.


¡No puedo creer que todavía esté despierta! Hoy ni siquiera iba a escribir para estar más descansada mañana, pero no se me va el enojo. Tomé de todo para dormir y no puedo parar la cabeza. Espero que esto me ayude a calmarme, porque para colmo estoy asustada de que todavía no se me vaya esta aceleración en el corazón.

Nadie me entiende ¡me extraño! Extraño como era antes, cuando era alegre y tenía energías, cuando me sentía joven y no una vieja con calores, cuando me sentía segura en los abrazos de Mariana y sabía que todo lo pesado del día no podía afectarme dentro de ese escudo de amor. Extraño estar excitada y tener un motivo para salir de la cama.

Hoy luego de un esfuerzo titánico logré ir a lo de Carlos. Antes de poder empezar a hablar estuvimos un largo rato en silencio, pero no me sentí incomoda. Por el contrario estaba distraída, mirando su rostro, como si fuera un desconocido. Noté las patas de gallo que adornan sus ojos, que una de sus orejas es significativamente más grande que la otra y que sus lentes necesitan una limpieza urgente. Cuando me dijo si quería contarle algo le contesté que no sabía, al rato le dije que su baño estaba descompuesto. Me pregunto a qué me refería y le dije que a la mochila del inodoro… y agregué luego que también el espejo. En ese momento puso cara de pregunta y volví a reconocer su rostro: dejó de ser una persona normal para transformarse otra vez en psicólogo.

Le respondí que el espejo ya no me refleja más, que mi nombre no me delimita como lo hacía antes. Que tengo la sensación de que cuando me miro no me siento mujer, pero que al mismo tiempo, cuando me pienso sabiéndome hombre, no dejo de percibir que me es ajeno, en tanto que no me siento hombre sino mujer; pero no la misma mujer sino otra. Le expliqué que la imagen que tengo: es como si me viera en la pantalla de un viejo televisor de tubos y me veo con “fantasma” como cuando arreglaban la antena. Que se veían las personas pero difuminadas, sin límites claros.

Y el tipo me respondió que se imagina (¡¡SE IMAGINA!!), que es esperable en una situación tan poco frecuente como la mía y además agregó que puede ser que esto esté INTENSIFICADO por los cambios hormonales.

¡CAMBIOS HORMONALES TU HERMANA! TENÍA QUE SER CHABÓN PARA DECIR TREMENDA PELOTUDEZ!. No entiendo cómo dejan recibirse de psicólogo a una persona que pueda decir eso.

La verdad es que le chupó un huevo, no le interesa nada. No puede ser que siempre que le mencionaba las técnicas, me pidiera que le aclaré cuáles eran las de alta complejidad. Y ahora TOOOODAAAA la culpa la tienen las hormonas. ¡QUÉ HORMONAS! ¿de qué hormonas me hablas?

Hormonas me faltan P E L O T U D O.

Basta por hoy.


P.D.: PELOTUDO



Martes 14 de Abril 2020.

Mi casilla de mail explota de correos no leídos con reclamos de clientes. No puedo lograr ser creativa y siento que todo lo que hago no logra llegar al nivel de mis antiguos trabajos y tengo miedo de que mis clientes me confirmen lo que ya sé.

Hoy me llamó Lucas pidiéndome disculpas por haber sido duro o seco la vez pasada, que a lo mejor estoy mal (a él no le dije nada) y él no está enterado porque hace mucho que no nos vemos, que en él tengo un amigo, etc. etc. etc. Lo único que pude escuchar son reclamos. Me da pena pero no es capaz de consolar a nadie. Su único método de enfrentar los problemas es distrayéndose, pensar en otra cosa o trabajar mucho y después quejarse del trabajo. Igualmente a la tarde me mandó frases lindas y me hizo muy bien recibir su cariño.

Mientras me cocinaba una pasta tomé coraje y llamé al psicólogo. Le dije que no podía ir más porque no me alcanza el dinero (que tengo que usar para comprar hormonas que subrogan mis ovarios) y que ya me siento mejor. Me ofreció con sorpresa que nos veamos nuevamente y conversar sobre el precio. Le insistí que no, que me sentiría mal.

Luego de algunas idas y vueltas, que hasta me fastidia recordar, me pidió de hacer un encuentro de cierre a lo que le respondí que puede ser, pero se lo confirmo la próxima semana porque en esta tengo que corregir un montón de trabajos por reclamos de clientes (que lamentablemente es verdad) y al cortar me sentí muy aliviada (se me paso la pasta).

Poco después del mediodía apareció Marian. Ante mi sorpresa de verla tan temprano me indicó que se sentía mal (en efecto estaba muy pálida) y había decidido volver a casa. Le ofrecí cocinarle algo pero me dijo que tenía nauseas, que vomitó todo lo que comió en el día, e incluso que había tomado una Gatorade (así de grave estaba).

Fui a prepararle un té de jengibre y al volver su figura había desaparecido del living. La encontré en la cama vestida e inmersa en un sueño profundo. Le saqué los zapatos que aún llevaba puestos (los pies colgaban por fuera de la cama por supuesto, se ve que se sentía lo suficientemente mal para olvidar quitarse el calzado, pero no tanto como para arriesgarse a provocar mi ira) y también la chaqueta, que usé para taparla.

Cuando despertó hacía tiempo que la taza de té había dejado de humear, sus mejillas habían tomado más color y tenía hambre.

Mientras las azucaradas partículas de un gajo de naranja salpicaban sus anteojos, le comenté que le había escrito a la chica que había conocido hace un par de años antes, la que había hecho su tesis conmigo, para contratarla temporalmente con el fin de que corrija ella los trabajos que me reclaman los clientes, que yo no me sentía capaz y que pensé en ella por saberla preparada y con un estilo muy parecido al mío. Ni había terminado de tragar, cuando con la boca llena y esparciendo jugo por toda la mesa me preguntó de modo beligerante con qué plata pensaba pagarle a esta chica, si no me doy cuenta que estamos bastante ahorcadas y todavía pagando el viaje que hicimos a Cancún. Le dije que no se preocupe, que ya lo había pensado y que pienso pagarle con la plata que nos ahorramos del psicólogo, ya que no iba a ir más.

Sin yo saberlo, esas palabras hicieron rebalsar un dique que parece estaba reteniendo caudales de emociones más tiempo del que debería haberlo hecho. El caso es que me dijo gritando y con lágrimas en los ojos, que se siente enferma porque no puede más llevar ella todo adelante sola, que siempre llega cansada y tiene que recibir mi energía pesada, que además siente sobre sus hombros la economía de la casa porque estoy trabajando menos y que lo único que le falta es que deje de ir al psicólogo. Que siente que no quiero ponerme bien y que necesita que me apoye en mis pies y no en sus espaldas.

Yo le respondí con igual fervor que no lo hago a propósito, que me siento mal y que no es mi culpa que ella sea tan cerrada, que en vez de compartirme se guarde las cosas hasta que explota. Y que mi cuerpo no está igual que antes, que recuerde que la operación y lo que estoy tomando tiene que ver con todo esto (si ya sé que es incoherente pero no es lo mismo, es diferente si lo digo yo).

A un momento nos quedamos ambas en silencio. Yo sentía que no podía estar enojada ni herida porque me había hablado con sinceridad (y yo a ella) y era un alivio de alguna manera. Después, ya más calma, le tomé la pegajosa mano por sobre la mesa y mirándola a los ojos, que parecían dos océanos infinitos, le dije que tiene razón, que necesito ayuda y que voy a buscar otro psicólogo porque éste no me gusta.

También que me siento mal porque me siento única, pero no en un sentido positivo porque soy una mujer que no puede tener hijos y que tampoco es mujer.

Ella me hablo de como también se siente desesperanzada después de toda la ilusión que se había hecho y que no ve la hora de que seamos madres. Esto me hizo sentir acompañada. Más, le confesé que no sé cómo sentirme al respecto. Que tengo miedo de no saber que encontrar en esa hija que me haga sentir que es mía. No va a salir de mi sangre, si es varón tanto como si es mujer no voy a sentir que se me parezca.

Un respiro profundo evito que me respondiera de manera automática. Por el contrario poso sobre mí su mirada unos instantes, torció su cabeza como si fuera un perro y me dio la clave exacta para que hoy termine el día con una seguridad que hace tiempo no siento. Me dijo que por si no lo había notado antes, yo siempre llevo todas las cosas (mochilas, chaquetas, etc.) caídas del hombro izquierdo. Que en un principio eso la ponía nerviosa, que luego pensó que a lo mejor tenía los hombros desparejos, pero que no. Descubrió que simplemente así, me sentía más cómoda. Me pidió que me concentrara en como sentía en ese momento el peso de la bata sobre ese hombro, como eso me generaba comodidad porque es algo mío, sólo mío, que nunca vio en nadie y que sin embargo yo me siento a gusto siendo así aunque sea diferente de los demás.

En ese momento no le presté real atención, pero cobró todo otro valor luego de la llegada de mi hermano.

Me está llamando Mani que tuvo una recaída, aunque no está tan mal como a la tarde y quiero cuidarla para que se mejore. Mañana sigo, que total decidimos que necesito ayuda para terminar los trabajos y así puedo terminar de procesar toda la información del día de hoy.

Basta por hoy.


P.D.: Hoy me dio ganas de cenar sushi y comer chocolate y me dio mucho placer hacerlo. Qué lindo es tener ganas de comer algo y hacerlo. Hasta me volvieron ganas de hacer el amor. Es como si de repente me volviese el deseo.


Miércoles 15 de Abril 2020.

Esta mañana me levante llena de energía antes de que sonara el despertador. De hecho menos mal, porque nunca sonó.

Lamentablemente después de todo el recorrido que hicimos por playa del Carmen, para terminar encontrando el despertador perfecto en el Walmart (gracias a tener que refugiarnos de la lluvia) y llenar las últimas páginas de tu antecesor con esas aventuras, hoy nos

abandona nuestro mariachi favorito. Adiós mariachi amigo, que la fuerza te acompañe.

En fin, le hice un rico desayuno a Mani que decidió ir a trabajar (aunque le haya insistido que se quede) y le comuniqué que voy a terminar yo los diseños, pero que si me responde esta chica igualmente le voy a delegar algo de trabajo, así mientras antes termine, antes podré hacer ingresar dinero. Me dijo que le parece bien, pero que no me ponga presión en eso, que saberse comprendida le es más que suficiente.

Hace un ratito se fue y ahora quiero terminar de escribir sobre ayer antes de ponerme a trabajar.

Bien, ayer cayó Mirko en casa poco después de la “charla” con Mani. Cuando entró se sorprendió de que estuviera ella y preguntó si había pasado algo. Le contamos que se sentía mal y dijo que no quería molestar que en tal caso pasara otro día. No hizo falta ni que yo dijera nada, hasta Mani había captado la obviedad de la situación y le dijo sin tapujos (se ve que el dique había quedado abierto y salía todo lo que tenía que salir): “vos no te vas a ningún lado. Caes sin avisar, haces un comentario sin ningún tipo de tacto y tenés los ojos grandes como dos huevos fritos. Te pansas que te vamos a dejar ir así nomás cuando o pasó algo sumamente importante, o sos un extraterrestre disfrazado de mi cuñado” (los dos la miramos boquiabiertos). “Yo aprovecho y me voy a descansar así me termino de recuperar”. Le dio un abrazo a Mirko, un beso a mí y se fue a la habitación a ver Netflix (antes de dormir me recomendó una serie, que vea un capítulo que son cortitos, por si quiere que los veamos juntas).

Al quedarnos solos le pregunte que le pasaba, si necesitaba algo, que cuente conmigo para lo que sea. Me dijo que él estaba bien, pero que me tenía que decir algo importante sobre mí, sobre nosotros….

Le pedí que me hablara, que me moría de ansiedad. Pero no iba a ser tan fácil, primero me preguntó si se podía sentar (pensé “oh no! volvió la cortesía, esto va a tardar”). Después si tenía algo para tomar, así que fui a preparar un mate. Cuando volví me pidió de pasar al baño (en vez de ir mientras se calentaba el agua) y cuando regresó lo acorrale diciendo que no le iba a dejar hacer nada más hasta que no desembuche.

Comenzó rogándome que no me enoje, porque es algo que sabe hace un tiempo, más le pareció mejor no decirme entonces por todo lo que yo estaba pasando y porque además, prefería procesarlo él primero para que yo pueda hacerlo después sabiendo que cuento con él. Luego de todo este prolegómeno y ante mi mirada de impaciencia, me dijo que se había ido a hacer análisis genéticos después de enterarse de mis resultados (yo me hice la sorprendida, pero claramente no me creyó, sin embargo no me dijo nada) y que habían descubierto que no somos mellizos, sino gemelos.

Yo me lo quedé mirando, sin cambiar mi expresión, lo que hizo que exagerara la suya abriendo más los ojos y arqueando las cejas, que parecían formar un arco único sobre su frente. Al final le dije medio desilusionada por la noticia (ahora me rio): “¿y que tiene? ¿Qué diferencia hay?”.

Su cara de expectativa mutó en desconcierto y confusión, no sabía si no lo había escuchado o era así de bruta. “¿Cómo qué diferencia hay?

¡Somos idénticos!”

“Si no nos parecemos en nada, de que hablas” le dije. A lo que respondió “No nena (casi con enojo), somos idénticos genéticamente y no nos parecemos por cuestiones obvias”.

Me quedé helada. Sentí un escalofrío que me subía por la columna hasta la cabeza y salía por mis orejas, humedeciendo mis ojos en el camino.

Después me siguió hablando, creo que pidiendo perdón o explicando cómo se había enterado, pero mis oídos ya no lo escuchaban. El mundo se calló por un instante (como pasa en las películas cuando explota una bomba cerca. Igual) y lo único que sentía es el peso de la bata sobre mi hombro izquierdo.

Bueno me voy a trabajar, a la noche sigo.


No había terminado ni la mitad de lo que me propuse hacer hoy, cuando escuché afuera la voz de la vecina y me temí lo peor. Su inconfundible tono que arrastra una queja permanente se hacía cada vez más fuerte hasta que sentí golpear la puerta. Estaba con un jardinero, por lo de las ramas de la palmera y demás nimiedades.

¡Cómo me molesta esa mujer! En realidad todos los vecinos. Para colmo Mani habla con todos e incentiva interacción con ellos. Eso me encanta de ella, que sea tan sociable, pero odio las consecuencias que me trae. No les alcanza un simple hola de cortesía o un movimiento de cabeza. ¡No! tienen que sacar tema de conversación y parecen no entender que todo mi lenguaje corporal quiere terminar la charla antes de que empiece.

La cuestión es que después de tan mal trago, decidí ver uno de estos capítulos cortos de la serie “En pocas palabras” y justo, justo ¡justo! voy a parar a uno que trata sobre técnicas de reproducción asistida. Parece que hay una técnica que se llama CRISPR que te permite modificar los genes. Según entendí, mediante una bacteria pueden “programar” un fragmento de ADN que quieran agregar o cambiar mediante una proteína en combinación con el ARN. Parece que es una técnica barata y “fácil” de usar. El episodio te explica que la idea es usarlo en humanos (no entendí si ya se puede o no) sobre su propio cuerpo, puesto que la mutación genética muere con ellos, pero no en embriones, ya que el cambio se transmite a las generaciones siguientes. Si bien puede ser que sirva para enfermedades, planteaban que no son límites muy claros de qué son y qué no las enfermedades como para aplicarlo a los embriones.

Después estuve investigando un poco más y parece que no hace mucho un tal He Jiankui ya lo aplico en humanos para evitar que los niños por nacer se contagien HIV de la madre. Yo no digo que no haya límites difusos, pero no me parece que el HIV no sea una enfermedad. Además no le encuentro nada de malo que las próximas generaciones sean inmunes…

Hace un rato llegó Mani, me dijo que llamó a Marcela y le recomendó el Psicólogo al que va Alejandro, que es muy bueno. Que ya sacó turno para la semana que viene. Si bien no me gustó mucho que me lo haga saber en vez de preguntarme antes, le agradecí igual. De última, si no me gusta me busco otro.

Basta por hoy.


P.D.: No le dije hoy tampoco a Mani lo de Mirko. Creo que voy a esperar al fin de semana.

(…)

creer que no se me haya ocurrido antes. Igual la sensación que tengo es que lo venía masticando en la cabeza y el sueño fue lo que hizo poner cada pieza en su lugar.

Basta por hoy.

P.D.: Ya es momento de seguir adelante.


Sábado 18 de Abril 2020.


Ayer antes de dormir planee la mejor manera de comunicarle todo a Mani así que, esta mañana, siguiendo lo planeado, le llevé el desayuno a la cama (con mate en vez de té, que incita más a la charla) y puse de fondo muy tenue Nuvole bianche (sin letra).

Estaba tan nerviosa que le di el primer mate a ella y me lo devolvió diciendo que si no pensaba que le faltaba algo. Luego le puse agua y se lo volví a dar… empezó a reír y miró fijo el mate hasta que yo también posé mis ojos sobre él y me sumé a la risa. Una vez que volví con el mate, ahora con yerba, le dije sin más preámbulos que Mirko y yo somos hermanos gemelos. Ella pareció no tener problemas en entender a qué me refería y solo agregó: “con razón estaba tan raro el otro día”. Después de un par de mates (acompañados de los últimos acordes del piano), me confesó que le sorprendió que no solo no le haya contado enseguida, sino que no sospechó nada en toda la semana y le parecía raro.

Le expliqué que quería primero entenderlo bien yo y que preferí esperar a tener tiempo y tranquilidad para hablarlo. Y le dije que eso no era todo, sino que estuve pensando y que esto podía ser la solución a nuestros problemas. Le conté todo lo que había pensado, pero por algún motivo, quizá prudencia, quizá no querer ilusionarme otra vez después de tantas cosas que pasamos, le conté sólo la primer parte.

Le aclaré que podemos tener una hija nuestra, que ella puede poner el óvulo y yo “mi semen” a través de mi hermano. Que podemos llamar a la obra social para saber si la ley también los obliga a cubrirnos las hormonas para el crecimiento de mi útero (y de paso ver si esas suplantan a las que me suministro desde la operación, que no son nada económicas).

Mientras me escuchaba decirle estas cosas, me di cuenta cuanta información era y temí que se enojara o que tuviera una reacción negativa (tal vez por eso no le conté todo lo que pensé en la semana), pero para mis sorpresa me dijo que lo tenía que reflexionar (que ambas teníamos que hacerlo), pero que donante íbamos a necesitar de todas maneras y que le gustaría sentirse también que participa del embarazo de alguna manera. Me expresó también que a ella no le importa como a mí que tenga su sangre, ya sé que para ella pasa por otro lado, que siempre se sintió hija de sus padres sin compartir ni siquiera el color de pelo, pero que así se sentiría parte del proceso de algún modo y ese pensamiento la hacía feliz.

Me pidió que todavía no le preguntemos a Mirko antes de que lo tengamos decidido.

Terminamos haciendo el amor, pero en vez de decirnos lo que nos solemos decirnos, nos platicamos sobre lo lindo que será, sobre cómo será nuestra familia y tuve por primera vez en mi vida el orgasmo más hermoso que pudiera imaginarme, pues lo tuve con dolor en los abdominales y los músculos de la cara provocados por la risa.


Domingo 19 de Abril 2020.


Gracias por tus páginas viejo amigo he de comenzar una nueva etapa en otro lugar.


Diario de Irene Tomo XXI

Año 2020 – 34 años.

Parece que todo se empieza a alinear. Empiezo una nueva etapa, un nuevo diario en el primer día de una nueva semana con un nuevo psicólogo.


Lunes 20 de Abril 2020.

Llevo sentada mirando la pared el tiempo suficiente como para ver moverse el rectángulo que dibujan los rayos del sol a través de la ventana, desde el borde de la mesa hasta la altura del florero y apreciar cómo cambiar su color de un amarillo oro, hasta un cálido naranja.

Pensé en escribir sobre la felicidad de haber decidido seguir adelante con Mariana y planear como le vamos a decir a mi hermano. O del alivio que encontré al tener un torrente de creatividad, pero siento la imperiosa necesidad de ir directamente a la tarde, a la sesión con Héctor.

Desde que entré percibí una atmosfera particular: pareciera que allí dentro no tuvieran lugar los ruidos de la ciudad. El consultorio es grande pero acogedor. Todo parece dispuesto para la calma y la reflexión. Héctor debe tener la edad que tendría papá y su bigote me hace acordar un poco a él. Ahora que lo escribo pienso que pudo haber sido más eso que el hecho de ponerlo a prueba, lo que me impulsó a contarle todo lo que le conté, porque me sentí de hablar con alguien familiar.

Me preguntó qué me llevaba por ahí. Sólo eso bastó para que no parase de hablar (porque no me sentí juzgada). Le resumí lo que pasó en los últimos meses: que estuve muy mal, que me sentía sola en el mundo, un bicho raro. Que ahora tenía otra vez esperanzas y con menos miedo que antes, por todo lo que pasé en el transcurso.

También le comenté lo de pedirle a mi hermano que nos done semen y, como si fuera necesario decírselo para que me pueda entenderme, le conté TODO el “plan”.

Primero que lo que me motivó para tomar la decisión fue el pensar en el sufrimiento que conlleva el desilusionarse, al saber que no se puede ser madre y además que así se nos iba parecer más… (en realidad dije que se me iba a parecer y después me corregí, cosa que más tarde me hizo notar) después le pregunté si sabe lo que es el CRISPR. Con sorpresa me respondió afirmativamente y se limitó a eso, decir que sí sin agregar nada positivo o negativo, como si no tuviera expectativas de lo que fuera a venir luego.

Por fin, le dije que había pensado que podíamos usar esa técnica para elegir una nena, pero que no sea fértil, como las mamás. Que nazca sabiendo eso, así de grande no se iba a frustrar como nosotras y que sepa directamente que si quiere tener hijos que es lo que va a tener que hacer.

Cuando se aseguró que había terminado de hablar, abrió la boca para esbozar alguna palabra pero lo interrumpí diciendo que ya sabía lo que me iba a decir, que no es ético porque eso puede modificar a las generaciones futuras, pero que lo pensé y no tiene sentido porque si ella no puede dejar descendencia propia, no se aplicaría eso en este caso.

Me respondió que no es lo que iba a decir, que eso lo estaba manifestando yo. Pero que ya que lo hice, me pidió que le indique como pensaba hacer, ya que no me será fácil encontrar a alguien que lo haga, puesto que se llegó a un acuerdo internacional de que nadie avance con esas prácticas.

Cuando le expresé que un chino lo hizo, me asintió como corroborando y agregó que justamente es el único caso y que nadie más lo había hecho alegando el anterior motivo.

Le argumenté que a lo mejor se lo sigue practicando sin que salga a la luz.

Me inquirió sobre qué piensa Mariana sobre esto y al comunicarle que no sabe, me replicó que cómo es entonces que hable tan segura, pues le había dado a entender que era algo de mutuo acuerdo. Le afirmé que sí estaba segura y que no me importa tener que sobornar a alguien para que lo haga, por más que Mani nunca lo sepa.

En ese momento callé, porque me costaba reconocerme al escucharme y me parece que él lo noto porque a continuación me dijo las pocas cosas que me mantienen pensando hasta ahora, mirando la pared.

Inició con algo así: “no termino de entender, yo pensé que lo que vos querías es criar un hijo pero ahora me decís que en realidad querés comprar uno. Uno que se parezca a vos como dijiste antes de corregirte”.

Y después me hizo una pregunta que todavía no puedo responder: ¿Qué significa para vos ser madre?

Basta por hoy.


Mary Maggic (en colaboración con Benjamin Berman, Melinda Green i MIT Media Lab.) Egstrogen Farms instalación y vídeo 2015

En efecto estaba en correo no deseado, igualmente lo dejó satisfecho y eso es lo importante (lo que me hace pensar que si bien este diseño en particular de Nina no me terminaba de cerrar, pero al cliente sí le gustó, no me quiero imaginar lo desastroso que sería el original). Ya sólo queda la respuesta del último que corregimos juntas y listo ¡Que satisfacción!

Basta por hoy.

P.D.: Ya me voy sintiendo una experta con esto de las inyecciones, a lo mejor puedo ampliar mis habilidades por fuera de la familia y tener un ingreso extra jejeje.

P.P.D: Logré conseguir mi primer Orsai impreso, que lindo que es sentir el peso y el olor de las palabras.


Lunes 4 de Mayo 2020.


Hoy antes de ir a terapia me compré una “bitácora” (que básicamente es un cuaderno forrado con tela de colores y compuesto con hojas recicladas, pero es hermosa) para sacarle provecho al tedioso y somnífero viaje de regreso en colectivo: de este modo puedo anotarme las cosas relevantes de la sesión mientras aún su recuerdo está fresco en mi memoria.


Ni bien me senté le dije “tengo un sueño para vos”. Frase que, cual código secreto, activó una respuesta automática: poso su espalda sobre el respaldo del sillón, cruzó su pierna hábil por sobre la siniestra y apoyó su codo derecho sobre la rodilla elevada, quedando todo dispuesto para que el dedo anular y menique oculten su boca pareciendo dar descanso al poblado bigote, al tiempo que los dedos restantes sostenían su faz.

“Lo soñé esta noche” agregué a lo que acotó “¡Ah! entonces si lo soñaste para mí” (en ese momento no entendí a qué se refería... pensándolo bien ahora que lo transcribo... tampoco lo entiendo). “Soñé que tocaban el timbre y yo sabía que eran mis padres, pues los estaba esperando; pero en lugar de ir a la puerta principal los hacia entrar por la heladera. De la nada estábamos en el living de mi hermano, que, si bien no lo veía, sabía que estaba en la casa y mi mamá ponía una caja de torta arriba de la mesa diciendo que había traído macitas para el café. Pero cuando abría la caja estaban Daisy y Bigotes (la perra y el gato que teníamos cuando éramos chicos) y nos decían que eran para los nietos. Yo no sé como pero sabía que Daisy tenía parásitos, por eso estaba con la panza hinchada, y que Bigotes estaba castrado. Después sonó el despertador”.

Le pregunté a Héctor que significaba y me repreguntó qué se me ocurría a mí al respecto. Comencé refiriéndome a que me parecía que tenía que ver de alguna manera con que no puedo tener hijos, por lo del gato castrado, puesto que en realidad nunca lo estuvo. De hecho iba preñando a todas las gatas del barrio. Recuerdo que una vez vino un vecino diciendo si el nuestro era un gato negro, porque era la segunda vez que su gata tenía cría y mi papá le había indicado que sí teníamos un gato negro, pero que estaba castrado y no salía de la casa. En esa ocasión nos tuvo que explicar que significaba castrado, ya necesitaba que sostuviéramos la mentira.

Un día el gato apareció muerto en la vereda. Nunca supimos qué pasó, pero sospechábamos que algún vecino (seguramente el que apareció para quejarse) lo envenenó. Al poco tiempo mi papá trajo otro pero era hembra. No estuvo mucho en la casa porque se escapó antes que siquiera pudiéramos acordar en ponerle un nombre; sin embargo recuerdo esa tarde porque mi mamá se había enojado que fuera hembra, ya que la perra era hembra. Ella tenía esta idea “simétrica” de que estaba contenta de que fuéramos una nena y un nene (la parejita), que para colmo vinimos juntos y además estaba la parejita de mascotas: perro y gato, hembra y macho.

Luego de un breve silencio que siguió a los gritos balbuceados de algún vecino del edificio que se escucharon por la ventana del consultorio, Héctor me preguntó si se me ocurría algo más. De hecho sí: en cuanto a los paracitos me pareció que tenía que ver con las molestias que me dice que tiene Mani en los ovarios por la estimulación de las hormonas que le inyecto (de hecho no le dije, pero ahora también se me viene que puede tener que ver con que se me está agrandando el útero). Otra cosa que asocié al sueño es que lo de la heladera me parece que tiene que ver con que mi hermano (tal vez por eso estábamos en su living), en tanto que ya haya crio preservado su esperma. Por último le dije que lo que decía mi mamá de los nietos también lo hacía en vida. Solía decir que quería ser abuela joven así podía disfrutarlos.

Levanté la cabeza, pues lo último que relaté lo hice mirando la alfombra. Me encontré con una mirada cálida y empática. De hecho es algo que me agrada mucho de Héctor: con los ojos y las cejas convexas te dice “te entiendo” y con la media sonrisa en la boca te expresa “no es tan grave”. Le dije que no “se me venía” nada más, que igual traje a la vida a todos los muertos, que no me parecía poco. Él acotó “estaban todos living en el living” y echamos a reír.

Héctor (luego de adjudicarme una gran capacidad de asociación), me comentó que si bien estaban todos muertos, parecía ser que sus mandatos estaban bien vivos y coleando. No sólo en relación a lo que había surgido la sesión pasada con respecto a porqué quería “diseñar” a mi futura hija, sino que seguramente debo sentir una gran carga por ya no conformar a la “parejita” de hermanos.

Antes de terminar la sesión me propuso pensar si me podía permitir por un tiempo ir un total de tres sesiones por semana, para poder pensar estas cuestiones referentes a la maternidad, a las técnicas y poder empezar a discriminar en dónde está el deseo y en donde los mandatos para poder ir identificando que es lo que trae aparejado este nuevo ciclo en mi vida (o algo así).


Ya en casa, luego de resolver algunas cuestiones de trabajo, me abrí un Malbec y lo dejé respirar mientras llenaba la bañera con agua tibia y sales relajantes. Encendí un papel aromático de Eritrea y esperé a Mani metida en el agua con dos copas de vino y mi amigo Barry Blanco que me quiere así en la forma en que soy, rellenando el ambiente.

Basta por hoy.

P.D.: Tuve que tirar el vino, pues al llegar Mani me recordó que no podemos tomar (al menos lo llegué a probar) ¡buaaa!



Martes 5 de Mayo 2020.


Con Mani hemos alcanzado el grado de encarnación de la metáfora del yin y el yang. Nos alternamos de manera sincrónica y equidistante en dos estados de ánimos intensos y complementarios, favorecidos por el exceso de hormonas, pinchazos y molestias. Esta mañana yo ocupé el lugar de sensible fragilidad y ella de fastidio constante: tres veces lloré durante el desayuno; ella veces incontables bufó y revoleo los ojos.

Empero la distancia sorprendentemente hoy fue nuestra aliada, puesto que fue por mensajería (telegram) que durante el día logramos organizar las próximas semanas: decidimos que ya no necesitaré la ayuda de Nina para los nuevos proyectos y que de allí y del regalo de cumpleaños adelantado de los padres de Mani (la cancelación de las últimas cuotas del viaje a México) sacaremos el dinero para mi terapia y para la fiesta de su cumpleaños. La misma la festejaremos en dos fines de semana y el día de su cumpleaǓos puso una sola condición ¡que haya alcohol! ya que el día antes vamos a la clínica a hacerle la punción ovárica.

Acordamos también en regalarle a mi hermano como agradecimiento por su donación (aunque nos suena a pobre) un whisky Johnny Walker Double Black de un litro que es su favorito y una pipa Churchwarden, que siempre quiso. Por último coordinamos que días de las vacaciones que le deben se va a pedir para que podamos estar juntas en los días más importantes del proceso.

Cuando colgué la video llamada por Skype con Margarita, que me pidió como todos los años el nuevo diseño para su presentación, sin pensarlo mucho y tomando coraje llamé a la secretaria de Carlos, ya que me empezaba a dar vergüenza aplazar tanto la última sesión y me la quería sacar de encima.

Si bien mi grado de sensibilidad había ya mermado, no pude evitar lagrimear al punto tal de que casi podría ser llamado llanto, cuando me informó la secretaria que al menos por el próximo mes iba a estar ausente, pues ayer tuvo que viajar a Córdoba de improviso por el fallecimiento de su padre.

Para intentar estabilizar mi alma, me dediqué el resto de la tarde a surcar las aguas del ciberespacio usando el ratón como timón y las teclas como velas, impulsadas por una galerna de wifi. Estuve averiguando en qué consisten las distintas etapas que nos esperan, sobre todo aquellas en las que yo no he de participar, esas prefiero no saberlas hasta que sea necesario y no saberlas si no lo es.

Ya nos había adelantado un poco cómo es el procedimiento de la punción ovárica, pero me lo imaginé más tecnológico, no sé. Pensé que había una camarita o algo así en la sonda vaginal, pero no.

Parece que uno ve por dónde está la sonda con la aguja para extraer el contenido de los folículos (en dónde están los ovocitos) con la misma calidad de imagen con que se hacen las ecografías transvaginales o que se usan para controlar el crecimiento de los folículos (es decir que no se ve una mierda). Después ya los ponen con el semen que fue separado del plasma seminal para que fecunden varios óvulos y después… basta, ahí entro yo.

Al regreso le quise comentar a Mani, pero me dijo que ya había investigado por su parte: ella es lo opuesto a mí (o ya que iniciemos con lo del yin y el yang podemos decir complementaria) ya que la tranquiliza saber todo sobre el tema.

Me dijo si quería pedir una pizza que estaba antojada, la alenté a hacerlo pero no la acompañé, prefiriendo respetar la dieta.

Igualmente la sopa de verduras me sale tan rica que no tuve que envidiarle nada.

A mitad de un mordisco profirió un “¡ahhhhh!” tan estruendoso que me hizo desparramar por toda la mesa la porción de sopa que era trasladada en mi cuchara. “¿¡Qué pasó!?” inquirí con perplejidad. “Me acabo de acordar, no sabes lo que pasó hoy en el trabajo” contestó entre risas fragorosas y me contó lo siguiente: estaba yendo a recursos humanos cuando escucho gritos del call center de atención al cliente y cambió su rumbo hacia allí. Cuando estaba por entrar, salió un hombre con cara de enojo y todo colorado moviendo las manos por el aire hasta perderse por las escaleras. Cuando entró y preguntó qué había sucedido, le contaron que el tipo ese es el novio de una de las chicas que había sido desvinculada la pasada semana y que entró de la nada gritando furioso quién era Flavio y donde estaba que lo iba a matar y demás injurias. Se enteró que es de público conocimiento en el sector que a Flavio (el responsable) le queda chica la relación laboral para con algunas de las empleadas y que la muchacha esta era uno de esos casos. Parece que Mani lo encontró a este tal Flavio en la cocinita intentando esconderse detrás de la heladera (cuando lo contaba se reía porque decía que se lo veía igual porque le sobresalía la panza por el costado y la pelada por arriba), todo pálido y cuando ella entró la miró todo asustado con ojos de huevo frito por pensar que podía ser el novio de la chica.

Ahora lo contaba divertida, pero dice que en el trabajo no fue nada divertido. Tuvo que denunciar la situación por la falta de seguridad, pues no es posible que cualquiera entre como si nada y que de casualidad estaba en la cocina, que sino no sabe que podría haber pasado. Además que en recursos le dijeron que este Flavio es el que había elevado el pedido de que echen a la chica esta (se ve que en un ataque de bronca le pudo haber contado al novio porque sabía que iba a reaccionar así). La cuestión es que es algo grave lo que hizo. Igualmente ella cree que no le van a hacer nada porque es amigo de los dueǓos.

En fin, igualmente nos reímos mucho (más de tres veces jejeje).

Basta por hoy.


Miércoles 6 de Mayo 2020.

Al finalizar el desayuno, despedir a Mani y acordar horarios con el psicólogo, me sucedió algo muy particular: por un buen rato estuve en un estado de conciencia diferente, esos que son casi imposibles de describir y mucho menos de hacer que sucedan a voluntad. Es como si una se viera desde afuera o como si todo fuera nuevo. Me quedé parada en un costado del comedor y me arribó la sensación o el pensamiento de que una transita cotidianamente los mismos espacios, mas desatiende la rareza de todo lo que implica ese transitar. Empecé a observar y preguntarme cuál es la razón de que por ejemplo los muebles en general (y el del comedor en este caso particular) tengan que estar contra la pared y que esa cara destinada al muro no tenga gracia o belleza. ¿Por qué no podrían estar, no sé, en medio del espacio? o ¿por qué no coincide un canto en línea con la abertura

que conecta con el pasillo y tiene que estar lo más centrado posible? o mejor aún, que invada el pasillo por quince centímetros. Luego noté que cada cosa y detalle de esta casa tiene una historia que conozco y que pasa desapercibida en mí circular cotidiano por allí, pero que al mismo tiempo está presente. Por ejemplo sé que el reloj de pared amarillo fue un regalo de casamiento de mis padres y que en donde van las pilas no tiene tapita porque se rompió la última vez que las cambié. También sé en qué cajón esta esa tapita guardada inútilmente por no querer tirarla (quién sabe por qué). Incluso me remite a una historia la pequeǓa mancha de humedad del ángulo entre el techo y la pared, que vino a reparar mi hermano y yo lo ayudé con la brea líquida y luego le preparé unos ñoquis porque estaba antojado.

En fin, ahora que releo me doy cuenta lo difícil que es transmitir la sensación, pero más o menos los pensamientos fueron esos.

Incluso llegué a pensar con lo del mueble que estaba teniendo una epifanía y que podría revolucionar la historia del diseño.

Por la tarde me llamó un hombre joven pero con voz de locutor al que le empiezan a asomar cabellos blancos en los temporales. Se presentó como wedding planer y me quiere contratar para hacer un trabajo muy extravagante, que si bien dista de mi zona de desenvolvimiento (de hecho es la primera vez que escucho una cosa así), me pareció una labor muy creativa y desafiante para hacer: me indicó que está al frente de la organización de una boda muy grande y que la novia quiere que cada mesa (¡cincuenta en total!) tenga un diseño en particular, que esté basado en los integrantes de cada mesa y dichas descripciones las ha realizado la novia en forma de frases algo vagas para mi gusto.

Me pidió que le haga tres diseños de prueba (en distintos estilos) para presentarle a la pareja y luego me confirmaran la contratación y sobre que diseño. No me dio mucho tiempo para entregarle las muestras, pero está muuuuy bien pago. Le pedí que me envíe lo antes posible un boceto del “diseño” general de la boda (sobre todo centros de mesa, decoración y el vestido de la novia, aparte de fotos del lugar) y también de la casa para conocer sus gustos (la casa es gigante y un poco “modernosa” para mi gusto, pero muy bella y ella también).

Las frases que me mandó son: “renacer espiritual”, “capricornio” y la más linda “tienes líneas de luna, caminos de manzana. Desnuda eres delicada como el trigo desnudo”.

Basta por hoy.

P.D.: Hoy casi me muero de la incredulidad, pero Mani cocinó la cena.


Jueves 7 de Mayo 2020.


Si bien habíamos ya organizado que hoy me acercaría sola a controlar por la mañana mi útero y Mani por la tarde sus folículos, hubiese preferido haber ido juntas así después no me las tendría que haber enfrentado sola con la noticia, ni tener que transmitírsela por teléfono nublando el humor de su tarde (tampoco podía esperar a decírselo en persona, ya que se enteraría en el centro y no de mis labios). El lado amable es que voy a tener que dejar de tomar la mitad de las cosas que estoy tomando, específicamente aquellas que son para coordinar nuestros ciclos (digo coordinar, por no decir “inventar” el mío), ya que mi útero disminuyó el ritmo de crecimiento, que si bien no es nada malo e incluso es algo que suele suceder, nos complica los tiempos. Ya sabíamos que era una suerte de apuesta el comenzar la estimulación de Marian tan temprano, pero no queríamos dejar de perder más oro que es el tiempo que tenemos. Me informaron que si bien siempre es más conveniente hacer la anidación de un embrión “fresco”, la crio preservación está muy avanzada y no hay de qué preocuparse (cuantas veces ya escuche eso este año).

Así que luego de hacer los embriones y dejarlos desarrollarse entre tres y cinco días, los van a crio preservar hasta que mi útero esté listo.

Lo bueno es que el crecimiento folicular de Mani viene muy bien: hay unos diez u once que tienen potencial.

Mientras esperaba afuera a que baje Héctor toco el timbre de otro psicólogo (se ve que hay varios en el edificio) un hombrecillo particular: muy flaco, con ropa amplia de colores opacos y con pelos largos y quebradizos que colgaban sueltos hasta un poco por debajo de los hombros, que, por su postura algo encorvada y su constante mirar el piso, lograban esconder su rostro casi todo el tiempo. Al tiempo que Héctor bajaba del ascensor y caminaba para abrirme, el sujeto indicó a su interlocutor que ahí subía que estaban abriendo. Nos saludamos con Héctor camino al ascensor con el hombrecillo caminando detrás y una vez dentro, Héctor sin prestarle particular atención le pregunto al hombrecillo si iba a subir (a mí que lo estaba observando me dio la sensación de que quería esperar otro ascensor) pero lo hizo (por confusión) de la siguiente manera: “¿sube usted señora?”. El señor subió sin pronunciar palabra y clavando todo el tiempo su mirada en el suelo. Dos pisos antes de nuestro destino frenó el ascensor, y antes de bajar el hombre alzó la mirada clavándola en Héctor y le dijo con enojo e indignación: “¡qué malicioso que es usted, se ve que se levantó con ganas de arruinarme el día!” y salió cerrando el ascensor de un portazo.

Ya en el consultorio fue muy raro verlo a Héctor incómodo e intentando justificarse ante la situación. Ya que me explicaba que no lo había mirado directamente y que tenía toda la cara cubierta de pelos y como eran largos pensó que era una mujer, pero que le pareció muy exagerada la reacción, que vaya a saber que le pasaba a ese hombre. Yo asentía, pero para mis adentros pensaba que quizá el tipo tenía alguna cosa grave, y él sin querer a lo mejor le había arruinado todo el progreso que este hombre podía haber hecho en la terapia y que quizá le puede haber dificultado el trabajo a su colega.

Hoy no fue muy interesante la sesión que digamos. Me parece que todo este incidente puso la situación algo incómoda. Lo que sí he de destacar, es que parece que en mi inconsciente hay una parte que piensa (si es que funciona así) que un bebé puede venir a “completar” la familia que quería mi mamá, ya que mi hermano no tenía esa labor: si él no quería tener hijos o era rebelde era entendible.

Basta por hoy.


P.D.: ¿Qué será ahora de este hombrecillo?



Viernes 8 de Mayo 2020.

Ayer noche en la cama decidimos con Mani ir a pasar el fin de semana al Tigre al spa que no pudimos ir la pasada vez.

Seguramente vengan momentos de estrés y pensamos que es bueno aprovechar la oportunidad. Esta mañana llamó para ver de ir a hacer otro control hoy, así tenemos todo el fin de semana libre.

Quedamos en que hoy terminaré los tres diseños, ya que me dieron plazo hasta el Lunes. Igualmente ya tenía en mente que es lo que quería hacer. Fue bastante trabajoso porque entendí que le gustan los detalles, pero quedé satisfecha.

Noté mientras estaba llegando a terapia, que lo estaba haciendo con alegría y me dio mucho cariño.

Hoy a diferencia de lo usual, que es dejarme empezar a hablar o soltar una expresión que me invite a contar lo que se me ocurra, me preguntó (retomando lo que habíamos trabajado ayer) en que otras cosas sentía que mi madre hacía diferencia entre mí y mi hermano.

“Yo tenía que hacer más cosas” le dije “es cierto que mi hermano tenía que estudiar para ser inteligente, pero como era hombre no tenía más que tener el órgano sexual colgando para afuera, para lograr tener más concesiones. Por el contrario, yo no sólo tenía que ser linda, en tanto a que tenía que ser coqueta y estar aseada, sino que también tenía que ser inteligente. Eso me parecía injusto, porque mi hermano siempre tenía menos cosas que hacer, no de hacer en el sentido de acción ya que en esas cosas mis padres (ambos) eran bastante estrictos. En que ordenemos después de usar, o levantar cada uno lo que utilizó en la mesa, sino de mandatos como decís vos.” Ante su pedido de que le expliqué a que me refería le dije: “por ejemplo esto de estar siempre aseada. Cuando volvíamos de jugar de la calle todos transpirados, mi hermano podía estar sucio hasta antes de cenar (si no lo hacía ahí sí que se le armaba), pero a mí me mandaban a baǓarme apenas entraba. Nunca me preguntaban a qué habíamos jugado o si me había divertido, sino que me mandaban a la ducha y si yo quería contarles me decían que después del baǓo les dijera (que era en vano, porque cuando terminaba mi hermano les había contado todo).”

“Igual peor era cuando crecí un poco, porque casi no comía nada, por lo que estaba re flaca (si bien no podía verlo). Sin embargo, ahora que estaba como mi madre quería, parecía que no lo notaba, no me decía nada al respecto”. En el primer silencio, Héctor me inquirió si mi mamá me atosigaba con el peso o me realizaba comentarios al respecto. Le dije que no, que no me hablaba sobre el peso sino que tenía que estar presentable y cuidarme.

“Entonces parece que más que estar como quería tu mamá –me dijo- te revelabas y dejabas de cuidarte y me parece que te angustiaba (y todavía te angustia por lo que percibo) que ella no lo notara y de alguna manera invalidaba tu rebelión, porque no era registrada como tal.” Nunca lo había pensado así, le contesté: “puede ser. Al menos por un tiempo, porque después cuando ya estaba “saliendo”, por decirlo de alguna manera, de la anorexia seguía estando muy flaca y me decía que tenía que comer más grasas, porque la mujer para embarazarse necesita más “reservas” y más yo por carecer de caderas anchas”.

Después le pude expresar (aunque con mucho esfuerzo, puesto que sólo me podía expresar de manera confusa, sentía mucho calor en la cara y también como si tuviera una guillotina en la garganta que cortaba mis oraciones antes de salir y sólo quedaban palabras sueltas), que después de la operación tuve una imagen de que estaba recostada sobre la tumba de mis padres y me tragaba la tierra y yacía junto a ellos sin haber dejado descendencia. Me solicitó que le describa la imagen con más detalle pero no pude y me empecé a angustiar, empero en vez llorar me puse a reír.

Basta por hoy.


Lunes 11 de Mayo 2020.


Mi estimado compañero de aventuras he re retornar a tus páginas luego de haberte olvidado en casa. No lo toméis a mal, pero ha sido muy grato poder estar panza para arriba, recibiendo masajes y sin cocinar todo el fin de semana.

Estoy muy, pero muy satisfecha. Me respondió Erik el wedding planer para confirmarme el trabajo. Me dijo que a la novia le encantaron todos los diseños, pero el estilo que más le gusto es el de “capricornio” (hubiese apostado que sería el de “desnuda”), así que ya me paso las 50 frases. En realidad 48, porque el de capricornio queda así y el de desnuda dijo que también lo deje que no había mucha diferencia de estilo (no sé si estoy del todo de acuerdo, pero entiendo a que hace referencia). Hay algunas que me causaron mucha gracia, pero una me hizo reír por cinco minutos sin parar: “los soronguis de Amelie”. No sé qué carajo voy a hacer con eso, pero me dio ya muchas satisfacciones, ahora mismo vuelvo a llorar de la risa.

A la tarde fui al psicólogo y comencé contándole lo que soñé el pasado viernes después de la sesión: “estábamos en el cementerio y teníamos que elegir nuestras futuras tumbas porque se estaban acabando. Sólo quedaban en una suerte de cripta de esas que son agujeros en la pared. Mi hermano y mi papá habían ido al sector de hombres y en el de mujeres quedaban pocas. A mi mamá le daba miedo probarla ella así que me metía yo: tenía que ser en posición fetal. Cuando salía me enteraba que como había perdido tiempo probando esa, el resto se había ocupado. Mi mamá estaba preocupada de que yo me quedara sin lugar, pero a mí no me molestaba: le decía que me iba a tirar a dormir ahí en el piso, que igual me iba a dormir y no me iba a dar cuenta de nada”. Sin que Héctor me preguntara nada, le dije que me parecía que estar en la tumba era como si tuviera que haber pasado por la panza de mi madre antes de que ella pudiera tener la tumba.

También que me parecía que no había más porque no me quedan más familiares, o que quizá pueda ser porque mi tumba tenga que estar en el área de hombres, no sé, le dije que eso me parecía más “racional” por decirlo de alguna manera, pero no se me ocurría por pensar en el sueño. Además me daba algo de placer que mi madre se preocupara porque no iba a tener un “lecho” fúnebre.

Héctor me hizo un par de puntualizaciones. Me llamó primero la atención por lo de “lecho” en vez de nicho y le dije que, si bien la palabra lecho siempre me hizo acordar a los cementerios, o más precisamente a la procesión previa al entierro, también puede ser porque ambos de mis abuelos habían muerto en la misma cama matrimonial. Por otra parte hipotetizó que tanto la risa que floreció abonada en la angustia, en el último encuentro, como este sueño que tuve esa misma noche manifiestan un triunfo (o algo así, me olvidé la bitácora para anotar) sobre mi madre. Interpretó que el ataúd era el seno materno y que mi madre tenía un lugar por haber tenido hijos, y que yo “revelándome” a su deseo no tenía espacio allí por no dejarle (a ella) descendencia.

Le pregunté si entonces yo sólo quería tener hijos porque me lo pedía mi madre, y como puede ser entonces que me haya puesto tan mal cuando me enteré que no iba a poder poner mis óvulos. Y además que si quisiera vengarme de ella, no usaría la genética de uno de sus hijos.

Me respondió que no es que haya un pensamiento tan lineal, sino todo sería más fácil. Por el contrario sólo estamos intentando de descomponer lo que hay detrás de las cosas que nos parecen obvias o simples y que además no significa que haga todo sólo en relación a mi madre. No es que hay una sola explicación o motivación, sino que, acompañado al duelo de no poder usar mis óvulos, que es totalmente esperable y que por el contrario sería preocupante que no acontezca, van entrelazadas un montón de cosas, como miedos, fantasías etc. y que lo que intentamos de ver en éste espacio es cómo se juega eso para poder entenderlo y que en ese proceso uno sale posicionado distinto.

Basta por hoy.


P.D.: Mañana vamos juntas, Mani se toma el día.



Martes 12 de Mayo 2020.

Como si tuviese 10 años y fuésemos de campamento, así me desperté esta mañana. Mani por su parte estaba un poco preocupada por la anestesia, intentaba no darle lugar a la preocupación y mostrarse fuerte. Pero la conozco y sé que teme que se repita lo que había pasado cuando operaron a su abuelo, que al despertar luego de la operación estuvo toda la maǓana delirante y agresivo y tuvieron que atarlo para que no se desgarren los puntos de la operación.

Una vez llegadas mientras ella se preparaba, nos preguntaron si queríamos que yo estuviese presente (lo que llamó mucho mi atención, no sé por qué) y Mani me pidió que así fuera. Pensé que me iba a dar impresión, pero no, tal como había investigado estaba sólo esa pantalla inentendible. La buena noticia es que sacaron ¡10! ovocitos para inseminar. Ahora una vez inseminados por inyección intracitoplasmática van a esperar cinco días y después los van a crio preservar hasta que puedan implantármelo, que según parece puede llegar a ser en una semana o diez días.

¡Qué emoción!

Mientras aún dormía Mani, aproveché a llamar a mi hermano para pedirle que le compre él el regalo de cumpleaños y el vino que le gusta a Mani, el que está basado en una película de Felini. Le pedí que averigüe él el nombre y me confirme, que me olvidé porque es complicado.

Cuando Mani despertó intenté hacerle una broma diciéndole que estuvo dos horas delirando, pero enseguida me puso cara de traste y frené antes de que se enoje. Para apaciguar su cólera le indiqué contenta que habían sacado diez y se unió a mí en alegría.

Una vez en casa nos tiramos a dormir la siesta y se ve que venimos acumulando estrés, porque seguimos derecho hasta las siete y media de la tarde. Nos levantamos súper relajadas y con ganas de seguir durmiendo. Ni fuerzas (ni ganas) para cocinar tuve, así que pedimos delivery. Intenté no desviarme demasiado de la dieta pidiéndome empanadas de verdura, pero no veo la hora de que lleguen y retornar a la catrera.

Basta por hoy.


P.D.: Mañana sólo vienen los padres de Mani, mi hermano y su amiga la veterinaria que el fin de semana no puede porque estará de viaje.

P.P.D.: Asa Nisi Masa.

Martes 9 de Junio 2020.

Hoy querido diario he de confesarte que tampoco tengo ganas de escribir, pero hace tanto que no lo hago... Desconozco el motivo mas percibo que me envuelve una bruma invisible de pesadumbre y desesperanza. Es como si cada gota de tinta que se desliza por la redondeada punta de mi Parker, fuera en realidad mi propia sangre y, con cada palabra que te regalo, desfallecen mis fuerzas. Desgarrada está hoy mi alma y es el cuerpo el que sufre por los intentos de mantenerla unida, en frágil equilibrio. ¿Alguna vez llegaré a comprender cómo permite la naturaleza que un cuerpo sólo albergue tanto dolor? Si existiera un Dios, no dejaría que un vacío duela más que mil azotes. Quiero disolverme en el viento y quemar mi espíritu en los rayos del sol, pero la carne es densa y terrenal, la gravedad ha duplicado su atracción sobre mi pecho pero mi corazón no quiere dejar de latir: insiste terco en ritmo monocorde en separarme de mi madre, en separarme de mi padre, en separarme de mi hermano, porque no tengo el coraje de dejarme morir.

Basta por favor, basta.


Miércoles 10 de Junio 2020.

Por primera vez en semanas pude hablar más que solo unas palabras en terapia. Sin embargo cada día que fui, me fue útil. El sólo hecho de su presencia, el acompaǓar en silencio mi dolor, el poder sostenerme aun mostrándose vulnerable es una deuda que no creo nunca poder pagar. Sin embargo hoy le expresé que el número siete se me aparece cada día en sueños y pensamientos, que esos siete pedacitos de mi hermano están en el frío esperando nacer. Que quiero traer a la vida a todos los que pueda. Que no quiero esperar más, no quiero correr el riesgo que después no me dejen.

Me dijo que nadie me va a sacar nada y que si bien no es este el caso, si en vez del donante fuera uno de los comitentes quien fallece, no hay legislación al respecto pero sin embargo se suele hacer lo que indicaba el boceto del código civil, que es esperar

hasta un año porque contempla que tiene que haber un proceso de duelo, y que lamenta tener que expresármelo de manera tan directa, pero independientemente de lo que habilite o no la legislación no cree que deba hacer nada de momento, pues teme por el lugar que esos hijos puedan llegar a ocupar para mí si me apresuro a hacer cualquier cosa ahora.

Me enojé terriblemente y comencé a gritarle cosas que ni puedo reproducir aquí. A medida que le gritaba sentía latir las venas de mis sienes, la cara iba incrementado su temperatura y mi garganta rasposa siempre a punto de explotar ahogaba cada vez más mis gritos hasta quitarme la voz. Después rompí a llorar desesperadamente, sentí que me iba a desmayar y me tire sobre la alfombra a abrazar sus pies, mi boca áfona profería: no entiendo, no entiendo ¿por qué? no entiendo. Él me levanto y me abrazó, vi una lágrima surcar su mejilla y me inundo la culpa. Mis labios intentaron expresárselas pero no lo lograban, sólo mis ojos pudieron hacerlo.

Desde muy niña, recuerdo haber tomado conciencia de que debía protegerte, puesto que, por tu forma de ser colérica y tempestuosa, tenías una capacidad innata para hacerte daño. Tal vez por ese amor y cuidado (que no siempre te gustaba), tempranos es que se forjó entre nosotros un hilo invisible, pero inquebrantable, de compañerismo y cuidado, de cariño y amor. Ya más grande tu temperamento se fue apaciguando y tus formas se rigidizaron, para mi sorpresa. Sin embargo nunca cambió el sentimiento. Es cierto que, muchas veces luego de que papá y mamá partieron, me sentí frustrada al percibir que no podía atravesar tu muralla, y que tú, tras ella, hubieses querido abrazarme. Hoy hermano haz de saber que ese hilo aún sigue inquebrantable como siempre, mas sólo queda un extremo.



* Esta serie de textos se produjeron durante la cursada de la materia práctica 824 “El rol del psicólogo en el ámbito de las tecnologías de reproducción humana asistida” de la facultad de psicología de la Universidad de Buenos Aires, con motivo de exposición de los conocimientos adquiridos, a través de una narrativa y tema a elección. Lamentablemente el texto final que intentaba dar cierre a algunos de los interrogantes dejados en la trama de la historia se perdió y no pudo ser publicado.


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Mary Maggic (en colaboración con Benjamin Berman, Melinda Green i MIT Media Lab.) Egstrogen Farms instalación y vídeo 2015

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Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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