Noviembre llega con días de muertxs y de muertes.
De contradicciones, afirmaciones y represiones. Calaveras y cadáveres, desalojos y elecciones. Habilitaciones y permisos que pulsan junto con la fuerza, siempre necesaria de un común cuidar.
Insiste, aún con lo poco que hemos podido, ese extrañar de los abrazos, de las plazas, de las fiestas, de las aulas, de las marchas que saben darnos de beber de lo vivo.
Por estos sures, se anuncian los días de un verano por venir. Y los de un invierno que se llevó lo que ya no ha sucedido.
Justito al filo del calendario que muestra, al mismo tiempo, lo que pasó y ya no pasó.
Y lo que queda, lo que podamos hacer que pase y lo imposible por inventar.
(VPS)
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