En sueños
pinto como Vermeer van Delft.
Hablo fluidamente en griego
y no sólo con los vivos.
Manejo un automóvil
que me es obediente.
Tengo talento,
escribo grandes poemas.
Escucho voces,
tan bien como los grandes santos.
Se asombrarían ustedes
de mi virtuosismo al piano.
Vuelo como debe ser,
es decir, por mí misma.
Al caer del tejado,
sé caer suavemente en lo verde.
No me es difícil
respirar bajo el agua.
No me quejo:
he logrado descubrir la Atlántida.
Me alegra, antes de morir,
conseguir siempre despertarme.
Inmediatamente después del estallido de la guerra,
me giro sobre mi mejor costado.
Soy, pero no necesito
ser, hija de la época.
Hace unos años
vi dos soles.
Y anteayer un pingüino.
Con la más absoluta claridad.
Fuente: Traducción de Abel Murcia. Poesía no completa, con edición y traducción de Gerardo Beltrán y Abel Murcia, Fondo de Cultura Económica, 2021. Publicado en "Si acaso", 1972.
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