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Foto del escritorRevista Adynata

Falta el acto / Jeremías Aisenberg

La mente, miente.

La interpretación juega en el sentido contrario.

Analizarse es aprender a festejar goles en contra.

El analista prende como fuego amigo.

Hasta la Justicia sabe fallar.

Si todo puede recuperarse, y encima de forma virtual,

No esperen besos de regalo.

Sobra la parte maldita.

Falta el acto.



Permiso, por favor.


¿Hay lugar para una discusión intertextual? ¿Quién está ganando con ésta absurda evitación? ¿Para qué demonios un analista se tomaría el trabajo de pedir la palabra? ¿Cuál sería su incumbencia? ¿Tienen alguna idea que no sea personal? ¿Todavía queda gente que cree en las personas?

El analista no puede salir a contar su chiste. No tiene interior. Tampoco es porteño por añadidura. Análisis es un lugar, no un inmueble.



Ya que estamos…


Antes de llamar su atención, quería contestarle al colega Lacan. Por más que el francés se haga el muerto, no evitará que responda su in-cómica preguntita:

“¿Por qué alguien quisiera ser analista?”

Respuesta:

Me hice línea. Duro. Desafectado. Una recta sin final. Puse mi cuero lastimado de tanto escribirme. Pasé de ser mi propio biógrafo a renglón de otro. La apoyatura anónima sobre la cual alguno, nadie, cualquiera, pudiese, finalmente, contar su historia”.



¡Falta el Acto!


Sobra Copérnico, aún resta la idea de centro. Escucho cada vez más gente haciendo cursos de “Introducción al narcisismo”. Giramos a mayor velocidad.

El uso indiscriminado de la Interpretación está erotizando de sentido a los consultorios más sofisticados. Esta ola es más cruenta, se está volviendo mayoría.

Muchas opiniones peinadas para el mismo costado no hacen una verdad. Esos dientes no tienen consecuencias. Por más revolucionario que sea el nuevo shampoo, las cabezas siguen oliendo a manzanilla.

Si existe un “lugar” donde las letras pican como dengue, ese es el Discurso del analista. En singular. El psicoanálisis es un síntoma plural del capitalismo. A esta altura del proceso libidinal, es imposible distinguir al espejo de su reflejo.

¿El huevo o la gallina?

Famosa paradoja universal sobre el origen.

Que no se pueda resolver por sí sola, no significa que nos quedemos empollando una respuesta.

Pero… ¿Qué está primero? El desacuerdo. Eso da comienzo.

El origen no es democrático, es por eso preguntamos.

Ser humano tiene sus beneficios. Uno es el derecho saber.

Si bien la vida es un regalo (no se trabaja por ella) la mayoría lo acepta sin pudor.

Exigen entender para controlar. El humano quiere tener frío en verano y calor en invierno. Eso es todo, nada más.

Muchos conocimientos juntos no saben a dónde ir.



Hubo una vez…


En 1967/68 Lacan comienza un nuevo seminario:

“Elegí este año como tema el acto psicoanalítico, una extraña pareja de palabras, que, a decir verdad, hasta ahora no está en uso”.

La mayoría se detiene en la parte de la elección que hace pie sobre el tema: “El acto psicoanalítico”.

La condición oral de aquella decisión, nos permite escuchar: “Elegí este año para hablar”.

Ambas lecturas podrían ser aceptadas, no hay contradicción inherente. Solas hacen estragos. El tema daría para rato. Semejante fecha puede hablar por sí misma, borrando cualquier intento de invitarla a salir.

A partir de ahora podremos llamarlo “El acto psicoanalítico del 68”. Así evitamos malos entendidos. Miren si un día alguien pifia el corte, y deja afuera su pretendida situación, su disparidad subjetiva. Un peligro. No.

Seguiremos reclamando esa falta particular, hasta que eso cese de no ser publicado. Sin embargo, el acto seguirá faltando.

Si la excusa para que los analistas no hagan el acto analítico es que no está publicado, propongo de forma urgente:


¡Junta nacional de Amos!


Eso no es importado. Una enseñanza no es un manifiesto.

El acto analítico no puede esperar ser autorizado, menos por los padres. Esto no es una búsqueda del tesoro. ¿Qué pistas están siguiendo?

Ahora que el Fantasma que recorría Europa se animó a cruzar el charco estamos todos comiendo como Packman.

¿Cómo se atraviesa el fantasma?

Y, preguntale al que sigue en la fila.

¿Es decir que todos estos años explicamos la compulsión a formar tríos sexuales por la falta de triciclos en la infancia?

Si de niño recibiste amor, irás por él, porque a eso estás acostumbrado. Pero si el amor faltote de entrada, estarás en todo tu derecho de pelear para obtener lo que te fue denegado.

¿En serio? ¿Todo este desastre de sentido, de ataque de pánico, pasajes al acto, todo por un triciclo?



¡Falta Acto!...no falta nadie.


Lo importante no el Quién lo dice, sino lo Qué dice.

La pregunta no es de donde vienen los niños, sino hacia dónde se dirigen.

Una cosa es orientarse, otra es ser oriental.

La diferencia es lo único que se repite. No existe la mismidad, menos algo llamado identidad.

No es mi intención “salvar” al psicoanálisis de nosotros mismos. Quizás cada tanto, a veces, eso que llamamos “gente”, cuente. Un poco de “otro”. Hay más amor que afiliados a ese sentimiento.

El acto interrumpe las respuestas. No te deja argumentar. Impide la defensa de lo absurdo. Te salva de un terrible papelón…o peor.

Los que ganan elecciones son los significantes, no los candidatos.

Síganme”

Cambiemos”

Libertad”

Cuando te pusiste a ensayar una explicación, el acto se te volvió a escapar por la rendija de siempre.

¿Quién no busca un Amo? No mientan…

Las Malvinas son Argentinas”. La verdad es que no.

Me cuesta comprender la negación como consigna.

“Pero deberían ser Argentinas… ¡Es injusto!”

¿Cuál era tu edad…?

No hay que confundir más a los niños. No es seguro que al crecer, el seminario 15 haya sido publicado.

“El YO no manda en su propia casa” Dice Freud.

Esa es la única herida mortal, las otras son damas de compañía.

El acto psicoanalítico es el único que puede parar el empuje de la bináh.


La mente, miente.


El inconsciente no es binario. El inconsciente no es.

Parar de hacer, eso hace el acto.

El amor se comienza diciendo que no.

El león salta una sola vez. Cada vez hay más saltos.

No sean necios. Esta selva no es nuestra.



¡Falta el acto!


(Hay que dejar de robar con viñetas por dos años)




Mónica Piloni Trivertida 2022 Resina, petg, poliuretano, pintura automotriz, cabello sintético y ojos de vidrio 77×56×65cm

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Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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