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La Revolución Palestina (Fragmento) / Rodolfo J. Walsh

Foto del escritor: Revista AdynataRevista Adynata

Publicado en el diario Noticias Junio de 1974


EN LA RESISTENCIA ARMADA EL PUEBLO PALESTINO ENCONTRÓ AL FIN SU IDENTIDAD NEGADA POR LA OCUPACIÓN


"Yo soy de Djebelia, en la franja de Gaza. Alli éramos 16.000 concentrados. Nos quitaron las casas, destruyeron los campos y se repartieron todo. Quieren que todo cambie de aspecto, que nada sea árabe. A la gente más vieja, la que se fue en 1948, no la dejan volver para que no puedan reconocer los lugares. Nos incitan a irnos, nos ofrecen dinero para que nos vayamos a países más ricos.

¡Vayan a Canadá, a Argentina, allá van a estar bien! Tal vez ellos han venido de allá, ¿no?"

"Djebelia tenía fama de brava. A los que éramos de Djebelia no nos daban trabajo, decían que éramos peligrosos. Un día, en 1969, nos bombardearon.

Empezaron a las 10 de la mañana y nos cañonearon hasta las 5 de la tarde. Hubo 500 muertos. ¿Por qué? Porque somos palestinos. De noche rodean el campamento con tanques, no nos dejan salir. Y sin embargo, tienen miedo: yo aprendí el israelí y los oigo conversar. Cuando pasan en un jeep, van sentados alrededor del jeep, apuntando en distintas direcciones".

El muchacho se ríe. Estamos en el campamento de Borje Barashne, al sur de Beirut, capital de Líbano, a cuya Universidad ha venido a estudiar.

Hay 20.000 refugiados en este campamento que es en realidad un pueblo, una villa cuya copia casi exacta son algunas manzanas de la villa de Retiro: pequeñas casas de bloques con techos de chapa, pasillos de material con la canaleta por donde circula el agua, canillas colectivas.

E igual que nuestro villero, el palestino pone una planta, aunque sea una maceta, en el mínimo espacio libre: recuerdo del campo al que uno y otro pertenecen.

Después las diferencias. No hay calles, solamente pasillos, porque en Medio Oriente el espacio es distinto que en Argentina: Líbano cabe dos veces en la provincia de Tucumán. Pero otra diferencia que al principio casi no se nota, va penetrando como la verdad esencial del campamento. Son los hombres vestidos de caqui que sentados en alturas estratégicas vigilan con el fusil AK cruzado sobre las rodillas, es el jefe de la milicia local que sale a recibirnos, es la puerta de madera de una casa donde el refugiado que la habita ha pintado todo a lo alto la bandera roja, verde, blanca y negra de la Resistencia palestina, y adentro de la bandera su nombre en árabe. Administrativamente, el campamento depende de la UN. Políticamente, la palabra es Fatah.

La luz de la esperanza

En una oficina de Beirut, Abu Hatem, miembro del Comité Central de Fatah (sigla de Movi-miento Nacional de Liberación Palestina) enumeró ante el enviado de Noticias las etapas de la Resistencia.


"La primera etapa, antes de 1965, fue de preparación y organización. Llegamos a la conclusión de que la lucha armada era la única salida para el pueblo palestino, y desde ese año empezamos a ponerla en práctica. Fue una época llena de dificultades: teníamos tantos enemigos... No eran sólo los israelies, sino también el imperialismo y los elementos reaccionarios en los países árabes. Nuestro primer mártir, Ahmed Muza, fue abatido por el ejército jordano al cruzar la frontera con Israel".


"Nuestras operaciones militares fueron una de las razones que alegaron los israelíes para desencadenar la guerra de 1967. Pero allí los países árabes fueron derrotados y se instaló un clima de derrota. Era importante acabar con ese clima, y por eso, apenas terminada la guerra, nosotros reanudamos las hostilidades. Eso fue el 28 de agosto de 1967.


En cuatro meses, lanzamos 79 operaciones en el interior de Palestina, pusimos fuera de combate a más de 300 sionistas, volamos dos trenes militares, derribamos tres helicópteros, destruimos medio centenar de vehículos, hicimos estallar el depósito de explosivos de Acre y bombardeamos con bazukas los suburbios de Jerusalén y Tel Aviv.

El precio fue duro: perdimos 46 hombres, de los cuales la mitad eran cuadros de conducción.

Pero en todo el mundo árabe esa actividad de Fatah fue percibida como una luz de esperanza, que se agrandó el 21 de marzo de 1968, cuando dimos la batalla de Al Karameh".




El signo de Karameh

Si Deir Yassin es para los palestinos el recuerdo que sobrecoge y enfurece, Al Karameh simboliza la recuperación de la propia identidad negada tras la derrota, la confiscación, la persecución, el exilio. Dice un combatiente:

"En esa época, nuestro problema era obtener bases permanentes. En la guerra de Junio habíamos perdido las bases de Gaza y Cisjordania. Entonces empezamos a filtrarnos en Jordania, por separado, de a uno o de a dos. Así se formó la base de Al Karameh, en el campamento de ese nombre que existía desde 1948. Juntamos 500 combatientes en la zona. De alli lanzamos una escalada operativa".

"El gobierno de Jordania quería echarnos, pero no se atrevía. Los israelies empezaron a fastidiarse. Al fin planearon una operación de represalia en gran escala, para aplastarnos. Concentraron 15.000 soldados, con tanques. Pero estaban tan orgullosos de la victoria de junio, tan seguros de que nadie podía oponerles resistencia, que no tomaron medidas de seguridad. Nosotros nos enteramos 48 horas antes de la operación.

Llamamos a todas las organizaciones palestinas para que discutiéramos si debíamos enfrentar el ataque o retirarnos. Algunos dijeron que los principios de la guerrilla prohibían el choque frontal, que si el enemigo ataca en fuerza, nosotros nos retiramos, todas esas cosas".


"Fatah sostuvo que todo eso era cierto, pero que aquí lo fundamental era el marco político: la derrota árabe, el pueblo desesperado. Fatah decidió dar la batalla, a todo o nada. Sólo nos acompañó una pequeña organización, el Ejército de Liberación Palestino.

Con ellos distribuimos los 500 puestos de combate. No era una emboscada, Al Karameh era terreno llano, con una población, una villa de emergencia. Había que pelear como se pudiera. Durante toda la noche cavamos pozos, nos enterramos, y esperamos el amanecer".


La picadura y el burro

"A las 5 de la mañana empezaron la preparación de artillería, después avanzaron los tanques. Venían como para desfile. Traían periodistas y Dayan les dijo que iban a almorzar en Amán, la capital de Jordania. Cuando les paramos un tanque con un bazukazo, y después otro, se quedaron como sorprendidos. No esperaban eso. Retrocedieron, después volvieron a avanzar. Ahora venían con aviones y helicópteros además de los tanques. Les resistimos trinchera por trinchera, les resistimos hasta el mediodía.

Y en esas siete horas interminables, detrás nuestro estaba el ejército jordano, inmóvil. Los oficiales miraban la batalla con sus prismáticos. El rey Hussein había ordenado no intervenir, y los oficiales miraban: oficiales árabes.

No se sabe quién dio el grito, quién no aguantó más. Y de pronto el ejército jordano avanzaba, desobedeciendo órdenes, se juntaba con nosotros. Eso fue a mediodía.

A las ocho de la noche la división israelí empezó a retirarse. No podíamos creerlo, era la primera vez que sucedía, la primera vez en la historia. Y cuando avanzamos vimos el daño que les habíamos hecho: los tanques destruidos, los equipos abandonados".

"Al día siguiente Hussein se hizo fotografiar en un tanque capturado. A Dayan le preguntaron para cuando era el almuerzo en Amán, y él contestó que sólo el burro no cambia de opinión. A Levy Eshkol le preguntaron que había sucedido, y él dijo que el que busca miel, debe esperar algunas picaduras.

Aquella picadura la hicimos nosotros, y nos costo. Nos costo 90 muertos, que son muchos cuando sólo teníamos 500 hombres. Pero Al Karameh cambió todo, fue un viraje decisivo. Les demostró a todos los árabes que ellos podían derrotar al ejército israeli.

Para nosotros, el resultado fue tremendo. Hasta entonces, Al Fatah era una organización estrictamente secreta, un puñado de hombres. La batalla de Al Karameh demostró a las masas que éramos sinceros, que podíamos convertirnos en el cuchillo y en la víctima como dice uno de nuestros documentos: entrar en la batalla para crearlo todo de la nada. Que los palestinos podíamos cerrar el puño sobre la brasa ardiente, como dice nuestro hermano Abu Ammar (Arafat)"


Después de la batalla de Al Karameh millares de palestinos acudieron a incorporarse a Al Fatah, que aún no estaba preparado para recibirlos, aunque tuvo que abrir las puertas. Otras organizaciones se enriquecieron con ese flujo. Un año después la Resistencia palestina se paseaba libremente por Siria, tenía una estación de radio en El Cairo, dominaba prácticamente en Libano Jordania.

Sobre ese transitorio triunfo iba a abatirse la traición del rey Hussein. La esperanza palestina ardería en las calles de Amán, en las montañas de Jordania, antes de renacer poco a poco como una llama que no está destinada a apagarse.


"EL SIONISMO NO ES SÓLO EL ENEMIGO DE LOS ÁRABES, ES EL ENEMIGO DE TODA LA HUMANIDAD" - FATAH

En la oficina de Fatah en Beirut, Abu Hatem, miembro del Comité Central de la Organización, refirió a Noticias las etapas posteriores a la batalla de Karameh, que en 1968 demostró por primera vez que una fuerza árabe podía enfrentar al ejército israelí.

"En Karameh, la Revolución Palestina creó las circunstancias de su propio crecimiento. Todo el mundo árabe se acercó a nosotros. Inversamente nuestros enemigos redoblaron sus esfuerzos para destruirnos. Los israelíes atacaron nuestras bases y nuestros campamentos, y los gobiernos árabes reaccionarios también. Esas tentativas culminaron en Jordania, en setiembre de 1970. El ejército de Hussein atacó nuestras bases y nuestros pueblos, con tanques y aviones.

No consiguió aplastarnos pero mató a muchos miles de compañeros. La masacre se reanudó en julio de 1971. Tuvimos que salir de Jordania.

Con la pérdida de nuestras bases jordanas, empieza la cuarta etapa de nuestras luchas. Al principio nuestra actividad disminuyó. Tuvimos que adoptar una nueva política, concentrar la fuerza de Fatah en los propios territorios ocupados. El resultado se vio después de un año, con el aumento de las operaciones.

También aumentamos la acción política, la duplicamos. El resultado es que actualmente la opinión pública mundial empieza a comprender que no hay acuerdo estable en Medio Oriente sin el pueblo palestino, que no hay paz sin Revolución Palestina.

Actualmente la totalidad de los países africanos, con excepción por supuesto de los residuos coloniales, reconocen a la OLP como el único representante legítimo del pueblo palestino. En la Conferencia de Países no Alineados de Argel, el año pasado, 72 estados reconocieron a la OLP. O sea que las relaciones de la Revolución Palestina con el resto del mundo crecen día a día, y particularmente con el bloque socialista encabezado por la Unión Soviética.

Por supuesto que no nos quedamos en eso. En la última guerra, la de Octubre, todo el mundo sabe -y principalmente los israelies- que no hubo dos frentes, sino tres: el egipcio, el sirio y el palestino."


OLP Y CNP

Fatah es la fuerza hegemónica de la guerrilla palestina. Su lider Abu Ammar (Arafat) preside la OLP y, desde comienzos de junio de 1974, el Consejo Nacional Palestino. Pero no es la única orga-nización de la Resistencia.

En la OLP figuran, además de Fatah, el Frente Popular dirigido por Habache, el Frente Democrático de Hawathme (escisión del FP) y Saika, organización adiestrada por los sirios.

Después de Fatah, Saika es probablemente la de mayor capacidad militar, y el FD, que se define como marxista-leninista, la de mayor capacidad politica, mientras que la estrella de Habache, inclinado al ultraizquierdismo, parece declinar.

Fuera de la OLP se encuentra todavia el Comando General, escindido del FP y dirigido por Ahmad Jibril, que saltó a la notoriedad a comienzos de este año con la operación de Kyriat Shmonet.

El Consejo Nacional Palestino, CNP, la organización más amplia de la Revolución, incluye no sólo a las organizaciones guerrilleras, sino a los frentes de masas, delegados de territorios ocupados y de la emigración y de grupos financieros y religiosos.


A los dirigentes de Fatah no les gustan las fotografias ni las autobiografias. Trazar su historia no es fácil. Un documento de la Organización, fechado en 1969, admite que sus creadores fueron un grupo de intelectuales que publicaban la revista Nuestra Palestina, antes de optar por la lucha armada. En ese punto su primera preocupación fue financiar la futura Organización, sin pedir ayuda a los gobiernos árabes, y el camino que eligieron fue heterodoxo:


"Ya no es un secreto que buscamos empleo o desarrollamos actividades comerciales en las regiones árabes ricas en petróleo, como el Golfo. Al principio esto creó una atmósfera particular alrededor de Fatah, pero eso no nos desalentó... porque nosotros sabíamos que nos privábamos hasta de lo esencial para ahorrar el máximo de nuestros ingresos y destinarlo al movimiento".

¿Quiénes eran? Los nombres de guerra de alguno de ellos - Abu Ammar, Abu lyad, Abu Ihad -son conocidos, pero salvo el primero (Arafat), poco se sabe de los demás. Los tres pertenecen sin embargo al grupo que fue al Golfo a trabajar. Cuando en 1965 decidieron lanzar la guerra, volvieron a suelo palestino. Abu Ammar operó allí, en Cisjordania, viviendo como un pastor a medias ciego, de gruesos anteojos negros. Su designación como "vocero" de Fatah fue una decisión en la que no participó.

"Necesitábamos un hombre que pudiera hablar en nombre de Fatah. La prensa israeli había empezado a concentrarse en el nombre de Abu Ammar, porque era uno de los líderes en territorio ocupado, y un combatiente de primera fila... La dirección se reunió y lo designó vocero. Era el único miembro de dirección que no estaba presente. La decisión se anunció y él tuvo que cumplir con la decisión".


HABLA FATAH

A pesar del origen de sus fundadores, Fatah puso siempre el acento en la lucha de masas, además de la acción armada: "Si abordáramos solamente la lucha armada, estaríamos condenados al fracaso, porque en términos militares partimos de una situación de inferioridad. Pero si abordáramos solamente la lucha política, también estaríamos perdidos, porque tarde o temprano nos chocaríamos con la realidad de que el enemigo nos domina por la fuerza. La lucha armada es indisoluble de la lucha política, y el descuido de una o de otra equivale a convertir la guerra revolucionaria en una aventura.

En consecuencia, nosotros no diferenciamos entre acción política y acción militar, ni mandamos a combatir a nadie que no haya pasado por la organización política".

¿Cuál es el objetivo último de Fatah? Sus dirigentes lo vienen repitiendo desde hace años: la creación de un estado y no religioso en Palestina. ¿Cuál sería la situación de los judíos en ese Estado?

"Fatah no toma las armas contra los judios. Aceptamos a los judíos como ciudadanos palestinos en absoluto pie de igualdad con los árabes. Fatah toma las armas contra el sionismo y se propone liquidarlo, porque el sionismo es el enemigo fascista y racista, el enemigo de toda la humanidad y no solamente de los árabes".


Preguntó un periodista:

-¿Qué harían ustedes frente a un judío perseguido en cualquier lugar del mundo?

Contestó Fatah:

-Le daríamos un fusil y pelearíamos a su lado


Fuente: Fragmento de La revolución palestina / Rodolfo J. Walsh, publicado en el diario Noticias Junio de 1974




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Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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