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Foto del escritorRevista Adynata

Preguntas y respuestas / Vicente Zito Lema


Sentí en la madrugada

como un soplo en el pecho,

un rayo en la cabeza,

y escribí…


-¿Es cierto que Platón fue prisionero,

hecho esclavo por piratas…?

-El que pregunta ya sabe…, me dijo

Jacobo Fijman, mientras caminábamos

por los patios del hospicio… lejos… tan

lejos de aquellos mares, transparentes

como los ahogados y las sirenas…



I. Situación


Preguntas en la noche recelosa, acaso

desgraciada…

Mientras llega el alba…

Bajo un cielo desnudo

y sin pasiones…

(¡Ay de mí!)


II. Cuestiones


Preguntas, del joven poeta

que fui,

al viejo poeta que aún

no soy…


III. Escoldo


Sin piedad, Poesía…

No otorgues liviana

la condición que ya

te es ajena…

¿O nunca fue tuyo

lo que pensado era?


¿Lo que sos

no cesa al darse…?

¿No es ahora / tu música /

el silencio…?


¿O acaso la petición sincera

es el único don,

y la escucha

su humana gracia…?


¿En el final, será que todo

es uso,

jamás dominio…

de lo secular,

también de lo divino…?


IV. Imprecación


¿Cómo fue / hicimos posible

que se llevaron a los vivos…

y no enterráramos

a los muertos..?


V. Ruego


¡Ven a mí, Poesía…!

La noche es agria…


¡Ay de mi! Navego

por el mar

que arrastran los muertos…

Las olas son mi cuerpo

que golpea

contra las piedras

de la mala muerte…

sin olvido…


¡Ay de mí!

Aún no besé

los labios de la Poesía…

¡He perdido las palabras…!

¡Ven a mí, sagrada…!


VI. Diálogo posible

(a la hora incierta…)


¿Por qué no podemos

vivir en la verdad manifiesta

del río que corre

sin otra eternidad

que su momento?


¿Gozar la alegría necesaria

del bien común / como aire

(el aire azul…) /

del pan que nace

en la mutua mirada…?

¿Demasiado simple…

demasiado riesgo…

el vivir sin ángeles,

ni espectros…?


Encontrar aquello que haya /

cual divina armonía /

otorgado por los días de los días

como respuesta final

a la pregunta que implora:

¿“que hay entre tú y mí…”?


¿O será la propia condición

de estar vivos

que impide pensar nuestra

propia muerte (¡la augusta!)

más allá de la tristeza…

tan eterna… (ma non troppo)

tan suspiro…?

¿Es el sueño que retorna

la muerte acaecida…?


Ah, mi joven amigo… ¿Qué

lo trajo aquí, el puro desierto…?

¿Su piedad o sus dudas…?

Abunda la tristeza que muestra

en sus ojos… ¿Alguna vez

fue un niño…? La tristeza aturde…


Su voz trae recuerdos de mí…

Fui la desesperación…

¡Yo estuve allí / no lo olvide!


Sólo repito: tengo preguntas

en la noche…


Ah, mi amigo… No deje

de esperar el alba…

Vivir todos los días…

en el desierto oscuro…

No tiene misterio…

Ni despierta el saber…

Es un hecho burdo, más que grosero…

Cansa…

Me permito decirlo / aún escucho

esa voz…

“el que pregunta

ya sabe…”


¡Yo también escuché la voz!

¡Sálvese quien pueda!, decía…

¡Eran graznidos de cuervos!

¡Había un cielo de gasa, púrpura,

sobre un campo de trigo!

¡También lo vi…!


Ah, mi amigo…

No lo olvide…

La angustia no nos salva…

El dolor sin conciencia es apenas

dolor…

Al final no existe… Su recuerdo

nos ata…

Toda abundancia paraliza… Es riqueza

acumulada por miedo,

pura avaricia…

principio de destrucción…


¿Cómo negar que abunda

la muerte

en estos días…? Hay una peste…

Nos pesa… Nos mira…

Cuenta nuestros dientes…

Crece en la noche… Sin medida…

¿Nunca la pausa… / la tregua…?


Ah, mi amigo…

Tuve miedo de la muerte… y era de día…

Me alejé de la vida… Y ahora…

ya no tengo dónde ir…

Tanta espesa negrura… /

ni siquiera me espanta…

Ah, mi amigo… no deje

de esperar el alba…


¿Recuerda lo que una vez me dijo…?

(mientras el día balbuceaba

ante la súbita lluvia…)

“Hay que acercarse a la poesía /

con espíritu poético…”


Ah, mi amigo… Quise dar

una alerta… una señal de humo..

de humana luz…

La poesía es frágil…


¿Tan frágil…? ¿La poesía huye…?


Huye… Huye…

Como la vida sin cuidado…

Como la vida que perdió el amor…

Huye…


¡Ay de mí! ¡Huye! ¡Huye!

Ay de mí… Escucho un coro… /

desde un cielo de nubes moradas /

ayer muy pálidas…

¿Qué dicen…? Quiero saber… (¡grito!)

¿Es la poesía quien huye /

o es la muerte..?


La noche abre sus ojos…

“El que pregunta ya sabe…”

Escucho…



Febrero de 2021


“Noche” de Silvana Fernández. Oleo sobre tela 100 x 50 cm


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Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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