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Foto del escritorRevista Adynata

Relampagueos 2001 – 2021: de la situación a lo situado / Verónica Scardamaglia

1. ¿Qué disponibilidades activó 2001 y qué actualizaciones encontramos en 2021?


2. 2001 en tanto crisis y revuelta nos obligó al desafío de nuevas maneras para habitar el colapso entre democracias. Impulsó nuevas formas ante lo estallado de los espacios.

Si ya en los 90 trabajar en espacios institucionales implicaba convivir con el desarmado y el pasaje de formas que la llamada crisis de la modernidad venía discutiendo, esto se radicalizó para el 2001 con la necesidad, en plena crisis institucional, de volver a pensar el trabajo institucional.

En el ámbito de educación, aquella crisis volvió a dejar a la vista todo lo otro que hace a lo pedagógico con las múltiples formas que se inventaron, y que en pandemia se volvieron a inventar, para acompañar, contener y alimentar, además de enseñar.


3. Uno de los enunciados que circulaba casi como denuncia sufriente del desacople ante el estallido social, familiar, institucional era “yo no fui preparadx para esto”, dando cuenta de los choques de formas que irrumpían en las escuelas. Escuelas del siglo XIX, formación docente del siglo XX y jóvenes del siglo XXI. Escuelas estalladas, familias estalladas, formas estalladas que dejaron ver que, para algunas cosas, ya no hubo vuelta atrás. Casi como respuesta a aquel enunciado Ignacio Lewkowicz planteaba en Pensar sin Estado. La subjetividad en la era de la fluidez” en el capítulo Instituciones perplejas:

Pues la irregularidad de los estímulos, el aluvión de provocaciones, solicitaciones y destituciones obliga a operar permanentemente sobre términos, sobre condiciones, sobre circunstancias para las que la institución no está preparada. Destaquemos, de paso, una condición actual: antes de la circunstancia, nadie ni nada está preparado para tratarla; estrictamente, nada está a la altura de las circunstancias. Para tratar sus problemas la organización ha de configurarse ad hoc.”


4. Hace unos días en una reunión de trabajo, refiriéndose a todo el trabajo administrativo online al que obligó la pandemia, una secretaria afirmó “Yo no estaba preparada para eso”.


5. Desde 2001 y casi como enunciado perforador de certidumbres y arrogancias, “Unx nunca está a la altura de las circunstancias” pasó a transformarse en uno de los criterios para trabajar posibilitando o acompañando intervenciones clínicas, pedagógicas, institucionales.

6. Desde la revuelta, quedó más que claro que “todo lo sólido se desvanece en el aire”, que trabajar en espacios institucionales implica, en diferentes dosis, dispersión, contingencia, simultaneidad, vértigo e incertidumbre. Que producir intervenciones, dar clases y acompañar dolores acontece entre los filos del desencanto que trae saber que muchos acuerdos duran lo que duran y los de la posibilidad que traen los encuentros con alianzas insólitas.

2001 nos legó la potencia de la disposición asamblearia en tanto fuerza de pensar en situación, de habitar la situación, de aprender a inventar entre fragmentos de formas vitales tantas veces deshilachadas y desgarradas. Quizás estas hayan sido, en términos de Foucault, algunas de las tecnologías que cada época histórica inventa para resistir a las técnicas de gobierno, para plegar la fuerza.

7. 2001 también nos alertó sobre qué operaciones tener en cuenta ante las formas de existencias que produce el neoliberalismo.

Si los modos de relación instituidos se activan desde velocidad y aceleración como formas de estar en fluidez. Si las operaciones políticas promueven condiciones para producir fragmentación de lo articulado, choques, desligaduras de lo ligado, desgarros, amontonamientos, sustitución, flexibilidad e inmediatez, la interpelación pasa por encontrar modos situacionales de habitar / construir, desacelerar, suspender. Aprendimos de aquellas discusiones que decir situación puede significar considerar la producción / fundación de una demarcación, la determinación de un espacio-tiempo habitables y de un habitante. “Una situación constituye a su habitante”.

8. 2001 como velo descorrido que dejó a la vista, entre otras cosas, que en las escuelas y aún hoy, se repiten funciones que ya no funcionan, que se siguen sucediendo más choques que encuentros y que sigue constando pasar del fragmento a la situación. Quedó a la vista que conviene pensar lo institucional desde una lógica situacional. Y sobre todo, la necesidad de seguir dando discusión en torno a la inclusión. Escribía el Colectivo Situaciones en 2002 en Hipótesis 891. Más allá de los piquetes (2002) una conversación entre el MTD se Solano y el Colectivo Siutuaciones: “Se construye así la representación de la paradójica figura del excluido. Porque el excluido no es realmente tal. La exclusión es el lugar que nuestras sociedades biopolíticas producen para poder incluir a personas, grupos y clases sociales de manera subordinada. En palabras de Agamben, el excluido es el nombre del incluido como excluido”. Discusiones y avances de libros que, como las que traían Mujeres Creando, Cristina Corea e Ignacio Lewkowicz y muchxs otrxs que publicaban por aquellos años en revista Campo Grupal.

9. 2001 también funcionó en aquel momento como anuncio de que muchas las prácticas y las lecturas habían quedado viejas y ajenas ante eso que estaba irrumpiendo. Así como sucedió el año pasado, nos vimos interpeladxs a pensar cómo se nombra lo que sucede cuidándonos de no reducirlo a lo ya conocido pero tensionándolo con ello desde las dificultades y delicadezas de nombrar, de pensar lo que está pasando con el cuidado de dejarlo abierto a lo que trae en su diferir.

10. Quizás en la revuelta del 2001 y a través de sus desacoples volvamos a encontrar anclajes paridos en estos territorios para pensar (nos).


11. Escribir, leer, hacer clínica, trabajar en educación, vivir implican juegos de desacople de tiempos, de invención de encuentros y de recorridos posibles en un mundo que arma condiciones ideales para que se desplieguen enfrentamientos, discusiones, ataques y devastación de lo vivo. Cada tanto, entre estas regularidades, irrumpen saltos que invitan a revueltas, insurgencias en tanto destiempos que cuando llegan, llegan a tiempo.

Así también al producir intervenciones, inventar conceptos, confabular mundos posibles conviene desmalezar los automatismos del sentido común, automatismos psi, automatismos de clase, de raza, adultocéntricos, egoheroicos, heteronormativos.

12. 2001 nos devolvió la disponibilidad de las calles y nos llenó de experimentaciones de prácticas colectivas de cuidado ante la desesperación, la pobreza y el dolor. Las palabras y las formas en las que veníamos no nos alcanzaron y se hizo necesario inventar algunas estrategias, algunos enunciados provisorios en tanto criterios y alertas desde donde trabajar en clínica, en educación y, tal vez, para vivir. Delicadeza con las maneras de nombrar. En las maneras de escribir, de leer. En la amistad, en los amores, en el vivir. Precauciones ante interpretaciones, ante atribuciones fijas y clasificaciones. Delicadeza para alojar el dolor y acunar con palabras eso que cuesta nombrarse. ¿Cómo nombrar lo que desborda? ¿Cómo trabajar para hacer lugar a lo desalojado?

Leemos en “Sensibilidades en tiempos de hablas del capital” (Marcelo Percia, 2020):

Insinuaciones

Discutir cómo nombrar la vida no alcanza para liberar lo vivo de las celdas en las que se conserva embalsamado; sin embargo, otros modos de vivir reclaman otras formas de nombrar.

Intentar nombrar de otra manera no significa solo nombrar otra vez, también quiere decir volver a sentir en los bordes de lo ya nombrado.”

13. 2021 nos encuentra entre debates transfeministas que, desde hace algunos años vienen recuperando conceptos ya planteados que encuentran en estos escenarios mayores posibilidades de despliegue para ser alojados y reutilizados, quizás, que cuando fueron planteados. Escribía Donna Haraway en Ciencia, cyborgs y mujeres. La invención de la naturaleza (1995) “La objetividad feminista trata de la localización limitada y del conocimiento situado, no de la trascendencia y el desdoblamiento del sujeto y el objeto. Caso de lograrlo, podremos responder de lo que aprendemos y de cómo miramos.”


14. 2001 - 2021, entonces, como rememoración y afirmación situada de la vida como potencia de producción de formas, como decía en la inauguración de la cátedra “Políticas y estéticas de la memoria. Violencias, miedos y afectos” del Museo Reina Sofía, a cargo de Nelly Richards, este lunes 20 de setiembre, Suely Rolnik.


15. 2001 – 2021 en crisis, en las calles o desde nos encuentre hoy, con lo que hemos vivido en estos 20 años. Quizás en lucha contra la tendencia a la abstracción generalizante como envoltura que impulsa el neoliberalismo. Quizás releyendo aquello que planteaba Donna Haraway (1995) “No buscamos las reglas conocidas del falogocentrismo (que son la nostalgia de un mundo único y verdadero) ni la visión desencarnada, sino las que están regidas por la visión parcial y por la voz limitada. No buscamos la parcialidad porque sí, sino por las conexiones y aperturas inesperadas que los conocimientos situados hacen posibles la única manera de encontrar una visión más amplia es estar en algún sitio en particular.“


*parte del texto fue presentado en Diálogos en el IIGG 2021: A veinte años del 2001 el 22 de septiembre en el marco de las jornadas 2001: el futuro detrás. deseos /fracasos /derivas /saqueos. Organizadas por el Grupo de Estudio sobre Arte, Cultura y Política en la Argentina Reciente coordinado por Ana Longoni y Cora Gamarnik



Travnik, Juan, Autopista Buenos Aires-La Plata, # 1 copia manual gelatina de plata, Fotografía 285 x 567 mm

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Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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