Pero la esperanza canta siempre a lo lejos
Anna Ajmátova
Iluminante ardiente torrentosa vida
Surge y arrebata y no suelta más a nadie
Fragmento de un poema de Selma dedicado a Stephan Zweig
Canto y escritura en tiempos extremos
Nos encontramos con Selma. Una joven cuya vida fue interrumpida en forma temprana, a los dieciséis años, a causa de la crueldad sufrida durante el nazismo. En octubre de 1942, tras un período en el ghetto de Czernowitz, donde nació, Selma Meerbaum-Eisinger poeta, sobrina de Paul Celan, es deportada con su madre, el esposo y tíos al campo de trabajo de Mikhaylovka en Ucrania. Selma falleció de tifus, al poco tiempo de ingresar. El exterminio y los crímenes en manos del nazismo, y otros genocidios, también recayeron y, en especial, sobre las vidas de niños y adolescentes. Arnold Daghani, un artista plástico nacido en Rumania que estaba con ellos en la deportación, retrató en su dolor, la muerte de la joven; si es que fuese posible alguna representación. El, al cuadro, a la imagen que produjo, la llamó Pieta, piedad.
¿Con qué lenguaje transmitir aquello que nos deja sin palabras?, escribe Perla Sneh 2
El derrotero del azar y cierto destino que luego relataremos, hacen que sus textos se puedan empezar a conocer. Selma escribe. Lo contable en lo incontable. Nos deja un testimonio de su tránsito adolescente y como resistencia, inmersa en el contexto de opresión y de amenaza aniquilante Una voz singular que comienza, que espeja y presenta un grito del silenciamiento de las pulsiones, del inicio del amor y de un porvenir juvenil colectivo. Selma relata sus estados de conmoción, quizá con presentimiento cuando se le arranca brutalmente su mundo promisorio. Queremos homenajear su querer decir.
En 1941, Selma le envía una carta a su querida amiga Renee. La amistad epistolar crea un mundo íntimo que labra un cotidiano respirable. Una vida cotidiana resguardada en la zona del mal y como rendija, una correspondencia. Le pregunta: -“Netche, Tetenka ( formas cariñosas de nombrarla), ¿cuánto más durará esto? ¿Cómo lo resistes todavía?”. Sobre todo, en estas noches blancas que desbordan de nostalgia, Selma busca encontrarse en una voz, y le aconseja a su amiga: “Canta al anochecer cuando estés sola: “Poliouchka3: y quizás así entiendas cómo me siento. Es como si todos mis días futuros quisieran congelarse en una masa compacta y posarse por siempre en mi pecho”. La música hace de soporte a la soledad. La poética de soporte temporal de un temporal venidero. Escribir para existir. Y el lazo de amistad epistolar como cuerpos que las une. 4
Selma se siente por momentos con debilidad para sostener el lápiz, tiene calor en demasía, la abruma el cuerpo, en un “clima” donde tanto perdido agobia al cuerpo. Un escenario muy poco esperanzador. Contra toda esperanza 5 y a pesar de ello escribe y escribe, para que sus recuerdos no se fuguen, dice. La escritura como una forma de memoria y el canto como des-cicatrizante sonoro: “De hecho ni siquiera sé si voy a tener la oportunidad de enviarte ese trozo de papel; no importa. Ahora por lo menos tengo la impresión que estás sentada al lado mío y que te puedo hablar después de casi un año. En realidad, son más de dos años desde aquél tiempo donde pasábamos largas tardes juntas sin hablar, tardes donde vos tocabas el piano, yo escuchaba y ambas sabíamos cómo la otra se sentía…Tal vez no sea bueno que evoque estos recuerdos, pero no importa. No sé cómo lo sientes tú, pero yo, en todo caso, añoro ya el dolor indeciblemente dulce de aquellos recuerdos. Hay momentos donde trato de evocar una imagen vívida, especialmente cálida, y no lo logro. Como mucho, alguna vez un roce fugaz de un rostro o una palabra, pero sin llegar a atraparlo o profundizarlo…”.
El esfuerzo de imaginar, la sensación del olvido implacable, entramada en un trozo de papel que quizá no llegue, “pero no importa”, valen en sí como refugio al escribírselo.
El recuerdo quizá se aferre a un dolor, “pero no importa”, vale la pena asumir ese riesgo.
“Rena, Rena, si al menos tú estuvieses conmigo...” Le dice que tal vez si estuviesen juntas pronto serían demasiado una para la otra, en esa extrañeza común que es la amistad, como dice Blanchot, pero quizá, así podrían resistir… tal vez sí, tal vez no. Es un lazo que en la correspondencia funda la espera de una respuesta por venir. La carta termina al firmar, con la palabra de aliento ¡Jazak! ¡Fuerza!
Selma era una gran lectora desde muy pequeña. Había nacido en un clima familiar efervescente de ebullición cultural, de intercambios en el aprendizaje de idiomas. La lengua que hablaba en su hogar y en la que escribía era alemán, pero traducía desde muy pequeña al idish. Su ciudad natal era centro de intercambios artísticos e intelectuales, previo a la guerra. Había que elegir un libro para llevar junto a ella en la detención. En una atmósfera de derrumbe y de amenaza del hogar y la vida, elige “La casa y el mundo” de Tagore: (…) la luz de la mañana se derrama sobre la tierra como el amor de los cielos azules y las sinfonías de otoño sólo yo me quedo en silencio, la luz del sol del mundo golpea mi corazón con sus rayos, pero no los devuelve, agosto ha llegado, el cielo solloza salvajemente y arroyos de lágrimas caen en la tierra y o mi casa está vacía”, transcribe.
De niña comenzó a traducir poemas en diversas lenguas y a escribir a veces a escondidas. Lo escondido para que nadie pueda censurar, ni arrebatar, inspirada en la gran poesía alemana de principios del siglo XX: Rilke, Trakl, Heine, lo que pasaba por sus manos. Dice J.M: Coetzee sobre Selma: “La voz de esta joven mujer con sus insinuaciones luminosas de la plenitud de la vida, llega desgarradoramente a través de los años”.
Selma pudo juntar sus poemas en un cuaderno que llamó “Blütenlese”. Los escritos que, en el clima de pavores, junto a deseos florecientes, estaban dedicados a su amor adolescente: Leiser Fichman. Blütenlese contenía, cincuenta y siete poemas, cincuenta y dos poemas originales, dos traducciones del idish, dos del francés y una del rumano. Todas manuscritas y fechadas entre el 1939 y 1941.
En el último poema llamado Tragik se lee: “Eso es lo más pesado: regalarse y saber que uno es superfluo. Darse por completo y pensar que uno se desvanece como humo en la nada” agrega en lápiz rojo: “No tuve tiempo de terminar de escribir… Lástima que no quisiste despedirte de mí. “Alles Gute. “Todo lo mejor”. Poetización protectora como dice Freud, que anticipa una interrupción más arrasadora. Poetización del fin a su vez, de una historia de amor
Es sabido que, entre las producciones artísticas que se desarrollaron durante el exterminio, de tantas infancias y adolescencias judías, música, escritos, dibujos, hubo ficciones, creaciones protectoras singularmente valiosas. También hubo infinidad de canciones espontáneamente cantadas, recordadas, tarareadas; canciones de cuna, himnos, tangos, composiciones que acompañaron a las víctimas. Algunas fueron difíciles de escuchar, aturdidoras para ese momento. Otras fueron creaciones que rapearon el horror o daban calma, acalantos. Muchas melodías y letras preexistentes a la guerra fueron adaptadas o alteradas durante la misma. 6
Autocanción de cuna
Schlaflield für mich, ( far mir), Canción de Cuna para mí. En Lullaby, el libro de canciones para infancias mencionado, se relata cómo compone lo que llamamos una Autocanción de cuna7. Selma buscaba, ansiaba una voz acunante y salvaje. Eco vacío que intentó encontrar de este modo, para mecerse. La sonoridad enlazada a la palabra que pretende dormir un sueño, despojado de lo injusto. La niña freudiana que pide la voz de su tía en la oscuridad para que alumbre el camino. Hambrienta, ya al final, a las puertas de la muerte, busca y busca, e inventa, susurra, crea, una canción.; Transcribo fragmento de estrofas:
“Me acuno y me acuno por una vez más /De día y de noche a soñar/ y bebo ese vino que vuelve a embriagar/ en vigila al dormir vuelvo a estar /…me canto me canto y me vuelvo a cantar…me acuno…melodías de noches que no volverán”.
Como plantea Pascal Quignard8 la importancia de los lazos que mantiene la música con el sufrir sonoro, en este caso enlazado a una escritura y a la invención de una especie en un género.Máxima sensibilidad y creación, para inocularse amor de madre, dar cuerpo a una presencia, en la voz, escrita para “cantarse para sí” que en este caso atenúa lo irrecuperabledel trauma. Lo mitiga atestiguando su aturdimiento doliente.9
Un universo con cicatrices eternas. Una plaga de escombros, reordenadas en palabras, en poética que no es de un antes ni después de Auschwitz, es allí.
Azares de una letra que llega a destino
Cuentan que Selma le da sus escritos, antes de ser deportada, a su amiga Else Schachter para que ella se los entregue en mano a Leiser, su amado, quien estaba en un campo de detención rumano. Leiser los recibió y los conservó. En 1944, una vez liberado, antes de salir de Chernowitz, y previo a irse a Israel, le da Blütenlese nuevamente a Else. Fue una especie de presentimiento: “no quiero que se pierdan si me pasa algo”, dijo. El barco en el que iba fue atacado y naufragó sin sobrevivientes. Else le entrega el cuaderno de Selma a Renee Abramovici, la amiga con quien había mantenido aquella conmovedora relación epistolar. Con el libro en la mochila Renee comenzó una travesía a través de Europa que duró cuatro años. Cuando finalmente obtuvo el permiso para irse a Israel, Renee puso todas sus pertenencias en un baúl, menos el libro que conservó en su mochila, El baúl se perdió. La poesía de Selma sobrevivió treinta años. Renee conservó Blutenlese. Recién en 1976 tomaron la decisión de hacer una impresión privada. En 1968 Paul Celan permitió a una editorial alemana publicar su Masterpiece, Todesfugue en una antología a condición que un poema de Selma estuviera incluido junto a éste. Fue el maravilloso responsable de que el primer poema de su sobrina fuera publicado.
La pluma de Selma, una adolescente de su tiempo. Una adolescente que entre otras y otros fueron asesinados en cada tiempo, contexto, región o que no sobrevivieron en la Shoah, o en otros genocidios perpetrados. La escritura, el diario íntimo, el poema, las frases en la pared, dejan su aliento en papel, para nuestras memorias. Una cultura que se intentó suprimir. Vidas que fueron suprimidas.
Cartas, poemas, canciones y una escritura febril la aferraban al deseo de vivir su momento y nos llega. Si bien parece que Selma nunca escribió directamente la palabra nazi, ghetto o deportación, un terrible suceso la hace relatar, testimoniar, cuando los SS invadieron Bukovina y asesinaron judíos enterrándolos luego en el río Prut. Allí Selma transmitió su apasionada protesta en el poema titulado Poem. Transcribo un pequeño fragmento donde la jovencita se pronuncia: Quiero vivir/ Mira la vida es tan colorida/ hay tantos bellos bailes en ella/ Y muchos labios esperan ríen arden.../Quiero vivir. (...) ¿Por qué rugen los cañones? / ¿Por qué muere la vida / por brillantes coronas?
1-Junto a Cecilia Dujovne nos encontramos con el personaje de Selma Meerbaum Eitinger. La búsqueda de materiales, archivos y documentos sobre la producción musical de los niños y jóvenes en la shoah, fue realizada junto a Cecilia, colega y amiga, con quien recopilamos y nos acompañamos en la lectura de algunos poemas. Algunos libros consultados, entre otros, fueron “Harvest of Blossoms” de Selma Meerbaum Eisinger, editorial e introducción Irene Silverblatt, Helene Silverblatt; “The last Lullaby”, de Aaron Kramer, Ed Syracus.
2-La búsqueda de materiales comienza, a partir de un trabajo de investigación coordinado por Perla Sneh, acerca de las creaciones en la infancia durante la Shoah: “Avatares de la infancia en la Shoah” (Untref) autoras Perla Sneh, Cynthia Szewach, Adriana Bugacoff y Laura Murlender, in progress.
3 Polyushka es [ Pólyushko-Pole [en ruso: Полюшко-Поле] es una canción de popular rusa. Se afirma que la
canción fue originalmente escrita durante la Revolución Rusa y fue cantada por algunos Coros.
4-Anna Freud trabajó con los niños y los efectos de la guerra. Acuñó el concepto de cuerpo de a varios. Refiere a situaciones en las que para sobrevivir los niños cuentan únicamente con el lazo que los une entre sí.
5-Título del libro del maravilloso libro de Nadiezhda Mandelstam, entre otras cosas quien resguarda con su memoria los poemas de su esposo prisionero, el poeta Osip Mandelstam.
6-Dice Perla Sneh en su libro “Palabras para decirlo” : “Ponía en carne viva el dolor de la nueva situación”, ya que la misma melodía que antes presentificaba la protección materna podría, ahora, traer noticias de la aniquilación”
7-El tema puede ser escuchado en youtube, como Lullaby to myself, cantado por Leibu Levin, música Hanan Wintternitz
8-Pascal Quignard, “ El Odio a la Música”, El cuenco del Plata
9- Cynthia Eva Szewach: “Jugar” Revista Adynata
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