1.
Caminar por la escuela entre 2013 y 2017 significaba encontrarse a la vuelta de algún pasillo con varixs pibis haciendo freestyle. Para aquel entonces no tenía ni idea de qué se trataba eso. Como tantas otras veces, ellxs me enseñaron. El amor por la música siempre ha sido puente intergeneracional y portal de apertura a otros mundos, a otras formas, a otros estilos. Alguna vez, fue la cumbia. Ahora el freestyle.
Recuerdo la primera vez que me contaron lo de las batallas. Me incomodó mucho, ¿por qué batallas?, pregunté desde aquellos restos hippie pacifistas que aún me quedaban en esos años. Creo que lo de gallos ni me lo dijeron, ya conocían las fibras feministas, por las clases que compartíamos. (Una vez, cuando participamos del encuentro Jóvenes y Memoria 2012, cambiaron en la letra de un agite prostitución por revolución.)
Recuerdo también que lo primero que hicimos lxs adultxs fue relacionar el freestyle con las payadas, con el Martín Fierro, el folklore, las milongas y todo eso. Recuerdo tanto como fracasamos en captar su atención (confieso que un poco me aburrían aquellas derivas) como lo cautivada que quedé al conocerles esa capacidad y velocidad de ideas y palabras que desplegaban. Trataba de no interrumpirles y encontrar la vuelta para hacer entrar esas formas a las clases.
2.
“Muchos hablan, pocos riman, solo los mejores improvisan!” Red Bull Batalla.
La competencia anual de freestyle Red Bull Batalla de la que participan países que hablan español, se inicia en 2005, organizada y auspiciada por la bebida energizante Red Bull. En un principio se conocía como Red Bull Batalla de Los Gallos (BDLG), quizás por eso los contenidos misóginos que encontramos en muchas de ellas. Estas batallas cuentan con un jurado, con criterios de evaluación y con reglas. Una de ellas consiste en que no se permite contacto físico, salvo algunos toques pequeños y las agresiones se castigan con la descalificación automática.
En la primera competencia internacional (2005) en Puerto Rico resultó campeón el MC argentino Frescolate. Recién en 2019 dos mujeres, Roma y NTC, protagonizan una batalla sin ser una exhibición, en RB Argentina. En 2007 ganó Kim, una MC venezolana en Red Bull Venezuela y en 2019, Marithea, MC de Bogotá en la Red Bull Colombia que fue la 2da en ganar una Nacional, Red Bull Colombia 2021.
3.
Las bebidas energizantes llegan a la Argentina hacia principios del año 2000, si bien la austríaca Red Bull se comercializa desde los 80.
También han sido lxs pibis quienes me explicaron, alguna vez, el uso que hacían de estas bebidas. Años después, para el 2005 y sin lenguaje inclusivo, escribía: “para el marketing los jóvenes serán un buscado nicho de consumo. Un claro ejemplo de esto lo podemos situar tanto en la ampliación de los usos del tiempo nocturno como de las ofertas de consumos. El mercado ha inventado el pre-dancing, esto es, tomar algo antes del ingreso a la discoteca; y el after office, es decir, lugares de salida para los días miércoles al finalizar la jornada laboral; el after hours, lugares de salida al finalizar el horario de los boliches, esto es, de siete de la mañana al mediodía. De este modo el mercado amplía no sólo la oferta horaria sino la secuencia de espacios y días por dónde circular, en caso que las posibilidades económicas así lo permitan. Asimismo, se han creado nuevas necesidades para lograr que los consumidores permanezcan activos en este amplio circuito nocturno: los energizantes. Nuevas bebidas dirigidas hacia los jóvenes que venden la ilusión de la ‘larga duración’.
Como siempre, los jóvenes logran abrir fisuras a lo instituido por el mercado, apropiándose de espacios y mercancías, cuando no son capturados por ellas… Jóvenes que evitan los altos precios de las bebidas alcohólicas en los boliches, inventando after hours y pre dancing alrededor de unas cervezas comunitarias en cualquier esquina o plaza de barrio. “1
4.
Las especificidades y relaciones entre hip hop, rap y freestyle merecerían una dedicada genealogía histórica que nos llevaría a visitar las maravillas del ritmo -tanto de la música como del baile-, de las resistencias culturales y políticas, de la fuerza admirable de las comunidades racializadas y empobrecidas del Bronx (afroamericanas, latinas y asiáticas) y de la incansable capacidad de invención de las juventudes. Se relacionan con un andar en comunidad, con las bicis, los skates, el basquet, el breakdance, los grafitties y la decisión de transmitir mensajes para transformar la realidad.
Dentro del movimiento del hip hop, movimiento multicultural si los hay, encontramos al rap y al freestyle (como una variante del rap) armando y rearmando diferentes escenas con diferentes funciones y particularidades. En algunas de ellas nos encontramos con MC (emci), DJ (disc jockey) / beatmaker y lxs partícipes de las fiestas, pieza fundamental que ovaciona y valida el ingenio y hace a la magia de lo que acontece. En los orígenes de esta movida existía una decisión que se desmarcaba de comercializarla o de obtener beneficios económicos de lo inventado para sostener estos encuentros.
Se llama MC al maestrx de ceremonia, tanto por su capacidad de disputar en una batalla como, podríamos decir, por la capacidad de improvisar y jugar con las palabras y las rimas. Lo llaman maestrx de la palabra hablada. En algún fandom de rap se define al MC como “poeta del Hip Hop que se dirige y mueve rítmicamente por una multitud que riman de forma oral”. Dice también “portavoz cultural. Técnicamente, el emcee es una creación de la propia comunidad.”
Históricamente lxs DJ exploran las conexiones entre música, producción de canciones y afectaciones sobre los estados de ánimo de la gente. Ponían las bases desde dos tocadiscos con vinilos (creado por Edward P. Casey en el Bronx en 1955) conectadas a un mixer con un "cross-fader" (ideado por Grandmaster Flash en 1976) acompañados de un ventilador para evitar que los equipos recalienten. En ellos se tomaba una muestra de un tema (sample) y se la repetía en loop como bases sobre las que se hace rap o freestyle. Ya desde hace años, la función del DJ se entrecruza y yuxtapone con la del productor / Beatmaker. Se refiere a quienes producen y componen sus ritmos usando sonidos, sampleos de acordes, baterías, guitarras e incluso líneas vocales. Muchas de estas producciones las utilizan lxs DJ para pasar las bases. Ya desde hace años, estas bases pueden hacerse con beatbox, capacidad que desarrollan algunxs de hacer ritmos y sonidos de instrumentos con la voz y el cuerpo.
5.
Los desprecios adultocéntricos conviven en los espacios institucionales que habitan niñeces y juventudes. Quizás resulte todo un aprendizaje lograr prestar muchísima atención ahí en la invención de palabras, de ritmos y estilos nuevos con los que las juventudes suelen sorprendernos.
Quizás la fuerza de la transmisión necesite conservar de ese misterio que deja a la vista como montones de saberes andan, por algún tiempo, más allá de los espacios institucionalizados: escuelas, facultades, medios de comunicación y hasta mercado. ¿Cómo nacen y por dónde viajan esas pasiones y saberes? ¡Cuánto hay ahí, en esas invenciones!
Allí donde normalidades ven apariencias, raros peinados nuevos, gorritas y capuchas sospechosas de las que temer, llenas de consumos y excesos por los que horrorizarse; otrxs encuentran, además de consumos y modas, una comunidad posible en la que compartir horas y horas de encuentros, emociones, música, transmisiones culturales y desafíos.
6.
Las juventudes han encontrando, históricamente, un gran lugar de reunión, escape y diversión en las plazas que el freestyle y la autogestión han sabido tomar como escenario. Muchos domingos (quizás con algún saber de sensibilidad antidomingo) batallas de freestyle pasaron a ocupar la vida de montones de jóvenes. Ya se tratara del Halabalusa Underground, en las cercanías arboladas de la estación de Claypole, al sur del Gran Buenos Aires, desde principios de 2010. Ya los sábados en Barrancas de Belgrano en el Las Vegas Freestyle o algunos domingos en el quinto, en el parque Rivadavia.
Con batallas que se definían haciendo piedra, papel o tijera para decidir que MC comienza a improvisar sus doce compases, ganarse al público y al jurado que evalúa técnicas, estructuras, composiones y picardía. Uno a uno, dos a dos, cuatro a cuatro. Con réplica ante empates y con la magia de punchlines (remates) y acotes celebrados por una muchachada de entre 13 y 25 años.
7.
“Este domingo hay quinto, profe” me compartía Lucas que, notando la curiosidad que ese mundo me despertaba, me pasaba data y videos de batallas que podrían interesarme: esas en las que nombraban cuestiones históricas y de literatura o las que tenían a algunas chicas como protagonistas.
Alguna vez tuvimos batallas en la biblioteca. Omar tiraba unos maravillosos beatbox y muchxs entraban y salían del anfiteatro espontáneo que se había armado: Lucas, Jano, Ayelén, Tincho, Iván, Agustín desplegaban rimas, muchas de ellas con contenidos tan discriminatorios que recuerdo que les pedí que me enseñaran a rapear, así les discutía y les “retaba” con sus reglas y sus ritmos. Y otra vez Lucas contándome que ya había varios jurados que descalificaban a quienes usaran cierto tipo de agresiones.
8.
En marzo de 2012 en los escalones del Parque Rivadavia, justito ahí donde la calle Doblas hace la curva antes de llegar a la avenida y deja disponible un espacio con escalones, justo en este barrio al que suelo llamar, por sus formas aspiracionistas de elite, Little Horse, justo en esta plaza prolija, renovada y enrejada se inventa “El quinto escalón”. Con el impulso, la organización autogestionada y el ingenio de Alejo (hoy Yzy A) y Muphasa, se inventa una de las competencias que no sólo llamó la atención internacional sino que sirvió como plataforma de lanzamiento de muchísimos artistas actuales. Hace unas semanas, uno de ellos, Acru, desde uno de los escenarios del Lollapalooza en el Hipódromo de San Isidro decía con picardía a la multitud que lo ovacionaba: “¿Se quejan que en el Lolla no hay artistas internacionales? Los internacionales somos nosotrxs ¡nos escuchan afuera, eh!”.
1 Scardamaglia, V. (2007) Del derecho y del revés Escuelas y Juventudes. PDI Editores.
Nota: Dejo aquí la secuencia de textos que acompañan a éste.
Comentarios