Leer: abandonar, por un rato, lo que se quiere buscar, para luego quizás volver a encontrarlo.
Nos entregamos al viaje de lo escrito. Leer no es quedar víctima de eso que se lee, sino hacer el ejercicio de entender el recorrido propuesto, y después, sí o sí, crear un lenguaje para lo que se necesita.
Leer ni para venerar, repetir, consumir, criticar.
Leer, un escritorio.
En ese acto que parece pasivo, ya hay ideas, imágenes, sensaciones que se ponen a tejer más allá de la voluntad.
Leer, una extraña acción.
Zaratustreanas entonces, donde leer ya es operar modificaciones. Transformamos mientras nos vamos entregando a esa lectura.
Más que una traducción, una transducción. Simondon.
Leer, hacer un pasaje.
Pasaje de un dispositivo a otro.
Pasaje de un visible a un otro visible.
No hay pasaje de lo invisible parcial a un visible total.
No es un cambio personal de ser una manera u otra.
No es de la cárcel a la libertad.
Se trata de liberar ciertas potencias, ver cosas que antes no se veían, entrar en relación con cosas que antes no se entraba.
No es liberación es micro-política.
Las liberaciones micro-políticas tienen elemento local, no definitivo.
En ese juego de liberaciones, mientras tanto y en simultáneo, se entra en otras servidumbres.
No es la redención de una vez y para siempre.
Zaratustreanas, una invitación a leer y accionar.
Donde leer y vivir se componen en un mismo movimiento inmanente.
Zaratustreanas, una filosofía práctica.
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